Louisa May Alcott es conocida por su novela Mujercitas (1868) de índole realista, que retrataba el crecimiento de cuatro niñas durante la Guerra Civil estadounidense en el siglo XIX. Sin embargo, además de las continuaciones, publicó muchos más libros góticos —con la finalidad de subsistir— donde el elemento sobrenatural no tenía importancia alguna. Ese no es el caso del presente libro.
En 1867 apareció originalmente El espectro del abad en el periódico The Flag of Our Union, donde otros escritores como Poe publicaron. La historia mantiene rasgos dominantes de la literatura de época acerca de narraciones domésticas donde los secretos intervienen para generar diversos conflictos. No obstante, el agregado principal es el que se lee en el título —Canción de Navidad, de Dickens, fue publicado en 1843 y tiene reseña en el blog—: una reunión durante los últimos días de diciembre que desembocará en revelaciones para todos los asistentes. Ahora, gracias a la colección Almaya de la editorial Pulpture lo tenemos en español.
Louisa May Alcott
En vísperas de Navidad, un grupo de personas unidas por lazos familiares y amicales se reúnen en la abadía de los Treherne. Maurice Treherne, quien se encuentra lisiado sin poder caminar, se encuentra enamorado de su prima Octavia, pero evita declarársele debido a lo que vive, tanto por su mal físico como por sus conflictos entre una de las invitadas, que iba a emparejarse con él, y el desheredo por parte de su tío Jasper. Alrededor de este núcleo se genera un entramado más complejo cuya tensión creciente se intentará disfrazar con gestos disimulados y apariencias sociales y que explotará ya al finalizar el año, tras esos días posteriores al 25.
El desarrollo es lineal y solo apela al pasado para aclarar algunos misterios de ciertos personajes. Por esta razón puede resultar un poco confuso comprender todos los enredos entre los personajes al ser una novela corta a cuyos miembros se les denominan de más de una manera, sea por un apelativo noble, nombre o apellido. Entonces, para resumir las subtramas son:
¿Y el fantasma? Se encuentra en alguna parte de la abadía y no tiene mayor relevancia para el desarrollo, sino solo para la conclusión. En ese aspecto es decepcionante; al fin y al cabo, el propio título lo resalta. Es posible que su inserción sirviera para llamar la atención de los lectores en el siglo del Romanticismo, corriente artística que acogió a la literatura gótica y sobrenatural. O tal vez para emular la popularidad del texto de Dickens.
En cualquier caso, es innegable la perspectiva personal de May Alcott. En medio de este juego de máscaras sociales, se aborda el tema de la mujer y se va más allá del simple juicio moral sobre su conducta, lo que era considerado como el modelo de dama. Sin ser totalmente atrevido para entonces, se establece un distanciamiento entre los personajes de acuerdo a sus generaciones: los adultos mayores procuran mantener lo que consideran como buenos modales; los jóvenes, se hallan inmersos en pulsiones románticas. Y es la abadía el escenario donde ambos interactúan sin lograr compenetrarse.
Portada del periódico The Flag of the Union del 5 de enero de 1867, donde apareció por primera vez la novela de May Alcott. Fuente: archive.org
Es el aspecto más detallado e interesante si se considera la breve extensión de la novela. La escritora parece haber tenido claro el nivel de importancia de cada uno de modo que todos posean personalidades diferenciadas, ofreciendo pinceladas de aquellos que son secundarios y enfocándose más en los relevantes. El resultado: una sensación de equilibrio entre la simpleza y la riqueza de tal o cual personaje.
De manera similar, paso a detallar a los más importantes:
Página donde se publica el inicio de la novela con el titulo original de The abbot´s ghost story or, Maurice Treherne´s temptation. A Christmas story. Fuente: archive.org
En total se compone de ocho capítulos, cada uno con un título usualmente literal en relación al contenido del mismo. La extensión en páginas casi siempre es similar entre todos, entre unas once y quince páginas, usualmente. Al mantener cierta homogeneidad, la sensación de simpleza y linealidad se mantiene en este aspecto también, pero, asimismo, facilita su lectura y ayuda a que el lector adopte una costumbre de lectura para el libro.
Sobre la prosa, Alcott otorga un peso importante a los diálogos. No solo sirven para mostrarnos las personalidades de los personajes, sino para avanzar la historia, inclusive si se necesita revelar algún detalle de la trama o develar secretos. Tanto es su relevancia que el desenlace resuelve el conflicto principal en la voz de uno de ellos. Ello no implica que el narrador no aporte al nudo, pero no acapara toda esa función. Una coda: se mantiene los tratamientos de cordialidad tanto en las voces de los personajes como en el narrador, que por momentos pareciera ser un individuo más.
Por casi todo lo escrito, pareciera que nos encontramos ante una novela de corte realista. Y, aunque ya mencioné que el fantasma sí tiene un papel en la historia, no aconsejo leerla esperando hallar una obra donde lo sobrenatural sea lo más resaltante ni mucho menos que pertenezca al terror. Pues si bien su estética es gótica, se acerca más a las narrativas costumbristas (representación de la idiosincrasia de la época). Es más una novela decimonónica de salón con un toque espectral, disfrutable de todos modos.
Detalles técnicos:
Género: Fantástico
Editorial: Pulpture
Año original de publicación: 1867
Año de publicación de la presente edición: 2017
Nº de páginas: 150