El relato peruano sobre marcianos de 1913

La literatura peruana no contuvo una tradición de ciencia ficción al menos hasta la segunda mitad del siglo XX, especialmente ya en nuestra época. Sin embargo, las investigaciones de los especialistas han revelado algunos textos que pertenecen al género sin que los autores hayan pretendido que lo sea, necesariamente. El caso de a continuación, de manera probable, pertenezca al último grupo: “Marte”, de Federico Elguera, el cual mencioné en el artículo sobre la ciencia ficción peruana aquí.

Federico Elguera Seminario fue un escritor peruano polémico gracias a sus críticas en medios escritos y su apodo “El barón de Keef” lo identificaba cuando publicaba inclusive libros, aparte de artículos. Así, en 1913 apareció El barón de Keef en Lima, un conjunto de textos que combina tanto historias como opiniones del autor de modo que no solo encontraremos cuentos como tal, sino retratos sociales de la época.

Federico Elguera

La combinación de ambos lo tenemos en “Marte”, una extrapolación de la posición de Elguera sobre la sociedad representado en una situación extraterrestre. Trata sobre el invento de un astrónomo para poder comunicarnos con los habitantes del planeta rojo, una idea no tan extraña si rastreamos la literatura mundial previa con La guerra de los mundos (1987) de H.G. Wells y otros libros sobre el planeta aparecidos gracias al legado de Giovanni Schiaparelli, quien postuló la existencia de canales artificiales en Marte debido a su avistamiento durante una oposición astronómica de 1877. El imaginario sobre la presencia de vida inteligente allí se acentuó y el autor del presente relato lo adoptó en cierta medida, al menos como notarán durante los primeros párrafos.

Una última acotación antes de pasar al relato: decidí transcribirlo tal y como aparecía en el libro original para que aprecien no solo la ciencia ficción, sino el estado del español para principios del siglo XX. Al fin y al cabo, “Marte” no es solo ficción, es una ventana pequeña hacia un siglo atrás. Disfruten.  

Primera edición de 1913

*

Marte

El eminente astrónomo Pickering acaba de ingeniar un medio para comunicarnos con Marte.

Se propone proyectar rayos de luz solar, por una combinación de espejos, que ocuparán una área de más de 500 metros cuadrados.

Marte recibirá estos efluvios á manera de relámpagos y si los contesta, pronto se establecerán señales recíprocas, que nos permitirán largas, amenas y deliciosas charlas.

Por lo pronto, asegura Mr. Pickering que los habitantes de ese planeta son superiores á nosotros, por muchísimas conjeturas y por las obras monumentales que realizan, de las que son visibles, un canal de irrigación, que está terminado hace algunos años, y otro que actualmente se construye al lado de aquél.

Esos canales, según el sabio astrónomo, recogen el agua de los polos.

Ya podemos figurarnos las dimensiones de esas obras, para que sean perceptibles al telescopio.

Si los habitantes de Marte tienen capacidad para realizar trabajos de esa magnitud y son efectivamente superiores á los de la tierra, no cabe duda de que tienen espejos, por que deben haber descubierto el azogue, dada la semejanza de su planeta con el nuestro.

Marte dista 42 y medio millones de leguas del sol y la tierra 28 millones, girando ambos planetas sobre su eje, más ó menos, en 24 horas y alrededor del sol, la Tierra en 365 días y Marte en 686.

Según esto, nos llevan ganado casi un año, de suerte que un terrestre cumple 50 años, cuando un martino llega á los 25.

Respecto á diámetro, la tierra mide 2,292 leguas y Marte 1,274.

El aspecto del suelo de Marte es rojizo, ferruginoso, tiene una atmósfera muy profunda y está atravesado por mares.

Con estos ligeros antecedentes, entremos en materia.

La primera dificultad con que tiene que tropezar Mr. Pickering es con la del idioma; pero si se regularizan los signos, se formará una clave y al fin llegaremos á entendernos.

Veamos ahora lo que, probablemente tendremos que preguntarnos y decirnos.

La Tierra―¿En cuántos días fueron creados ustedes?

Marte―De golpe. ¿Y ustedes?

―Nosotros, en seis días. Dios hizo primero la luz, después el cielo, en seguida el mar, á continuación el sol, la luna y las estrellas, por eso salieron ustedes de golpe, el quinto día hizo los animales y el sexto al hombre.

―¿Qué llaman ustedes Dios?

―Al creador de todo lo que existe.

―Aquí no llevamos eso. ¿Y qué llaman hombre?

―A nosotros, los seres racionales.

―¿Tienen ustedes seres irracionales?

―Sí.

―Aquí no hay eso. Todos piensan con muy buena razón.

―¿Cuántos son ustedes?

―Muchos millones.

―¿Tienen ustedes diversidad de razas?

―¿Qué es eso?

―Seres de distinto origen.

―No. Todos somos iguales.

―¿Cómo son ustedes?

―Respiramos; vemos por dos ojos adelante y otros atrás; oímos, olemos y palpamos. Cuando se nos descompone algo, tenemos repuestos. Si revienta un ojo, nos fabrican otros y nos lo ponen; si cualquiera entraña, lo mismo.

―¿Tienen ustedes corazón?

―¿Para qué sirve eso?

―Para la circulación de la sangre y para sentir, amar, aborrecer y otras cosas.

―No comprendemos.

―¿Cómo experimentan ustedes las sensaciones?

―Por una entraña, que recibe los alimentos. Es lo más valioso que tenemos.

―Nosotros también. ¿Cómo están organizados ustedes? ¿Tienen gobierno?

―¿Qué cosa es eso?

―La forma de organización social y política. Nosotros estamos divididos en estados y cada estado tiene instituciones que lo administran y que se llaman gobierno, congreso, poder judicial.

―No tenemos nada de eso. En una época se reunió un congreso y tuvimos que disolverlo, porque todo se lo comía.

―Aquí, también, se lo come casi todo, pero lo soportamos siempre.

―¿Tienen religión?

―No entendemos.

―El culto á un ser superior.

―¿Para qué sirve eso?

―Para la salvación de nuestras almas, después de la muerte.

―¿Ustedes se mueren?

―Sí.

―Aquí también; pero vivimos mucho.

―¿Y qué pasa cuando mueren?

―Que no resollamos más.

―Aquí lo mismo; pero tenemos una alma que sale del cuerpo y que vive eternamente.

―¿Cómo es eso?

―Es invisible.

―El que se muere por aquí, se acaba para siempre y se hiela.

―Aquí se pudre; pero creemos en el alma.

―Nosotros solo creemos en el cuerpo. ¿En qué pasan ustedes el tiempo?

―En crecer y multiplicarnos. ¿Y ustedes?

―En multiplicarnos y crecer.

―¿Trabajan ustedes?

―Cuando llegamos á viejos y no podemos divertirnos. ¿Y allá?

―Al revés, cuando jóvenes echamos los bofes y de viejos, descansamos, si tenemos dinero.

―¿Qué es dinero?

―La moneda; un metal fino y medido, que sirve para adquirir lo que necesitamos para la vida.

―No llevamos eso. Aquí todo lo que produce el suelo, se divide al fin del año.

―¿Se divierten ustedes?

―Para eso hemos nacido. ¿Y ustedes?

―Aquí se dice que hemos nacido para sufrir.

―¡Qué brutos!

―¡Gracias!

―¿Qué significa eso?

―Un término con que expresamos la gratitud.

―Nosotros no agradecemos nada.

―Nosotros tampoco, pero decimos gracias, por costumbre.

―¿Sienten ustedes frío?

―En el invierno mucho, pero en el verano nos asamos de calor.

―Aquí no hace calor nunca, porque estamos casi al doble de distancia que ustedes del sol.

―Pues por acá sudamos.

―¿Qué es eso?

―Una exhalación de nuestro cuerpo.

―Eso debe ser sucio.

―Bastante. Hay algunos, en quienes no se puede soportar. ¿No quisieran ustedes cambiarse por nosotros?

―No. Ustedes tienen muchas complicaciones y la felicidad consiste en simplificar.

―La comunicación con ustedes nos va á simplificar mucho la vida. Suprimiremos la religión, por lo pronto.

―Ustedes tienen muchas cosas que estorban. Nosotros hacemos lo que nos da la gana.

―Nosotros también; pero guardamos ciertas formas. ¿Fuman ustedes?

―………….

―¡Marte!

―………….

―¡Marte!

―………….

―¿Se les ha roto algún espejo?

―…….. Si …..

―Eso es, aquí, presagio de una catástrofe.

―….. Tenemos .. un .. terremoto.

―¿Cómo aquí? Pues tampoco nos cambiamos. ¡Marte! …. ¡Marte!

―………….

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Fragmento de la primera edición

Segunda edición de 1999

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