30 Dec
RESEÑA: Minotauro #1

Realmente, piensen, ¿qué mejor que leer a los clásicos en sus ediciones originales? Y no solo me refiero a los autores y sus historias, sino al medio que los enlaza con el lector: el soporte textual; en castellano: libros, revistas, etc. Por eso me parece casi mágico presentarles en esta ocasión una de las revistas argentinas y, en general, hispanoamericanas más importantes de los géneros no realistas: Minotauro.

La presente publicación nació como una versión en español de la clásica revista The Magazine of Fantasy and Science Fiction, aparecida en 1949. El editor de la editorial Minotauro –dejaré de añadir “clásico,a” por sobreentenderse–, Francisco “Paco” Porrúa, la crea entonces como parte de su impulso a la ciencia ficción puesto que ya editaba traducidos al español a Crónicas marcianas, de Bradbury, Hacedor de estrellas, de Stapledon, entre otros títulos. Eso sí, aparecía como director bajo el seudónimo Ricardo Gosseyn como ocurre en el primer número de septiembre-octubre de 1964.

Número en donde apareció "¿Qué bestia torpe?", cuento incluido en la primera edición de Minotauro

Y ahora sí, lector, vayamos a los cuentos. No exagero al afirmar que todos son muy buenos, alguno mejor que otro, pero ninguno de una calidad desdeñable. Hoy en día se publican varios magazines digitales de este tipo de literatura, pero con mucho contenido olvidable. ¿Por qué los autores que leerán a continuación siguen siendo clásicos? Porque sus cuentos tienen personalidad, es decir, no son simples copias de tramas y, claro, no descuidan la escritura. Fantasía y ciencia ficción desde los 60´s para el siglo XXI:

  • “¿Qué bestia torpe?” (Damon Knight): Kronski trabaja en un bar realizando múltiples tareas y mal tratado por su jefe Frank. Cuando un día le reclama por llamarlo como un desconocido, el dueño se corta un dedo de casualidad por lo cual termina conducido hacia el hospital por Kronski. Sin embargo, lo extraño se presenta cuando consigue desde lejos un libro y, en casa de Frank, al voltear la realidad para curar la piel quemada de Anne, la hija; el protagonista puede intercambiar objetos o personas entre universos paralelos. La escritura utiliza sobre todo la muestra de los hechos, con diálogos y acciones que fluyen la trama sin prisas, pero también sin lentitud. Es así que, aunque la situación inicial y final sean distintos, se siente la continuidad verosímil de los sucesos.
  • “La costa en el crepúsculo” (Ray Bradbury): Chico y Tom viven cerca a la playa y un día aparece un niño que les indica haber encontrado a una mujer con cola de pez varada en la playa. Ante el hallazgo, surgirá el conflicto entre la posición de Chico por venderla, y la mortificación de Tom por devolverla al mar. El estilo genera ambigüedad por momentos, especialmente con un final no solo creado por los sucesos, sino por la sensorialidad del paisaje. Luces, reflejos, y más.
  • “En busca de San Aquino” (Anthony Boucher): Tomás es un sacerdote cuya misión es hallar el cuerpo de san Aquino, para fortalecer la fe de los religiosos y ganar más adeptos. La curiosidad surge con su acompañante, pues monta a lomos de un robasno, o asno robot diseñado para hacer llevadero el viaje de las personas. El tono de la narración es sarcástico, pero sin mayor obviedad salvo por los diálogos y los comportamientos de los personajes.
  • “La anciana señorita Macbeth” (Fritz Leiber): durante una noche, la anciana y dormida Macbeth parte de su casa con una lámpara alumbrando su camino a lo largo de la ciudad hasta otro hogar. En tal sitio caían gotas de agua de un grifo, y sonámbula lo cierra para permanecer calmada. Luego regresa y se despierta en su cuarto con una importante aclaración final. La narración es sutil en cuanto al género (ciencia ficción) ya que los elementos urbanos como el neón y los carteles se combinan con los gusanos luminosos como parte de la descripción de los ambientes, y así se revela en la conclusión el contexto... El narrador apela al lector para invitarlo a imaginar los lugares (“Si usted hubiera estado allí”) como un testigo, de modo que cobran cierta corporeidad simbólica.
  • “De la mente y de la materia (ciencia)” (Arthur C. Clarke): ensayo científico de Clarke sobre la posibilidad de entender y reproducir las capacidades humanas de nivel psíquico más allá de las limitaciones del cuerpo humano. Para ello, análoga las habilidades del humano con la de máquinas, afirmando que toda estructura física y psíquica mantiene una lógica reproductible, incluyendo la personalidad. Desdeña la visión religiosa o espiritual sobre la trascendencia humana.
  • “El tigre automático” (Kit Reed): Benedict es un sujeto pobre que, para impresionar a su tío James, decide gastar el sueldo de un mes para comprarle un regalo a su primo Randolph. El obsequio consiste en un tigre mecánico a tamaño real que obedece a las órdenes dictadas por su amo desde un micrófono especial. Y, tras conseguirlo, el protagonista decide quedarse con el animal estableciendo con él lazos de amistad cada vez más fuertes. Se convierte, sin darse cuenta, en una persona más impulsiva y dominante. Tiene una estructura de poder, error y castigo de acuerdo al desarrollo de su trama por la obtención del tigre y lo que esto conlleva para Benedict en su vida diaria.  
  • “El campamento” (Poul Anderson): un grupo de científicos y técnicos son enviados a la prehistoria con el fin de obtener petróleo y enviarlo al “presente”, es decir, al siglo XX. Herries, el desconfiado líder del grupo, sobrelleva la convivencia con los demás en medio de una serie de dudas y cuestionamientos al proyecto que se resume en la frase “un futuro que se causaba a sí mismo” por la ironía del agotamiento futuro del recurso no renovable debido a su extracción en el pasado cual circulo eterno. Sin embargo, Herries irá más allá intentando saber cuál es el verdadero motivo de su presencia en la era de los dinosaurios para poder entender el porqué de los sacrificios físicos y psicológicos que deben vivir. En cuanto a reflexión sociopolítica, el relato tiene un gran nivel de profundidad gracias a sus diálogos sobre la guerra, la ambición del poder y la lógica del tiempo en un temor latente a la guerra nuclear; al fin y al cabo son los años de la Guerra Fría. Además, sus personajes se encuentran bien construidos, al punto que el principal y algunos secundarios muestran cierta evolución de inicio a final, casi como si se tratara de una novela, pero en menor cantidad de páginas.  
  • “Los hombres que mataron a Mahoma” (Alfred Bester): el relato aborda las experiencias de viaje en el tiempo de Henry Hassel, quien tras encontrar a su esposa siéndole infiel, arma una máquina del tiempo para asesinar a sus antepasados como venganza. El texto tiene un claro matiz cómico desde el principio, el cual se asemeja a un ensayo científico cuando se habla de la peculiaridad y rareza de los genios en cuanto a su comportamiento. En el fondo se desarrolla una mofa hacia el arquetipo del científico como sujeto adicto a las teorías, y menos a la vida práctica.
  • “El Leonardo perdido” (J.G. Ballard): el caos cunde en Francia cuando roban Crucifixión, el cuadro de Leonardo Da Vici, del Louvre de Paris, y se intensifica cuando no se halla una explicación lógica al hurto. Es así como el protagonista, junto a Georg de Stael, empiezan a investigar el caso con resultados poco realistas. Tiene una estructura policial, aunque Ballard le da su propio toque contrafáctico y místico cuando complejiza el caso con referentes judeocristianos más allá del propio Jesucristo.

Quienes no hemos vivido en esas décadas de oro para la ciencia ficción y la fantasía, ahora podemos leerla gracias a la web Ahira, la cual realiza una labor genial digitalizando esas revistas difíciles de hallar en físico. Gracias, chicos, de verdad. Aquí el primer número, gratis.

Detalles técnicos:

Año de publicación: 1964

N° de páginas: 128

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