Se dice que toda mujer tiene un instinto materno que la lleva a tener un inevitable afecto hacia su hijo. Esa idea, claro, es polémica y varias mujeres pueden refutarla. Pero ¿qué ocurre cuando una fémina, siendo madre, no solo no se enternece por su criatura, sino que siente una gama de sentimientos enfermizos hacia él? En esta reseña inaugural de la revista Aeternum vamos a explorar esa posibilidad, pues los relatos están centrados en relaciones insanas entre progenitoras e hijos.
Aeternum es una revista peruana dirigida por Poldark Mego y Tania Huerta desde 2018. A la fecha, tiene cuatro números temáticos dedicados a la literatura de terror (madres macabras, héroes nacionales mórbidos, juegos macabros y ositos sangrientos). Los relatos son elegidos mediante una convocatoria abierta en internet y es así como tenemos esta primera edición con algunos cuentos buenos, otros muy simples y algunos muy buenos, 13 en total.
Antes de pasar a los que considero como los mejores relatos, tengo que acotar lo siguiente sobre algunos que son regulares. A comparación de los que serán mencionados a continuación, hay algunas historias como «Renacer», «Más allá de la sangre» y «Refraccell» que no terminan de transmitir la sensación de horror frente a la situación grotesca del momento, no tanto por la historia como por el estilo de la narración a veces un poco plástico y en algunos momentos con tropiezos de fluidez.
En cambio, estas fueron las mejores historias:
- «La elección» de Miguel Calderón: este es un caso de que, aunque la prosa aun pueda mejorar, la trama sobrelleva suficientemente el relato. Una madre embarazada es abandonada por su pareja y, decepcionada y furiosa, empieza a clavar un puñal hacia su vientre para asesinar al niño neonato. Frente a esta aparente situación suicida, tiene un plan para sobrevivir al final ayudado por otros. El giro de tuerca que finiquita el texto no solo es un poco sorprendente, sino que incluso llega a ser irónico de modo que le otorga a este cuento breve más “chispa” o vivacidad que la premisa inicial.
- «El fantasma de mamá» de Lacey Conde: en la mayoría de los cuentos las madres son enfermizas; aquí no. Con algunos toques de terror, tenemos como premisa a una mujer recordando su infancia cuando tenía algunas visiones de su mamá. El problema es que ella está muerta, produciéndose cierta tensión con su padre quien le asegura una y otra vez el fallecimiento de su madre. El conflicto familiar de unos padres atormentados en distintos sentidos (al final del relato veremos por qué) más la reconstrucción de la memoria le dan mayor profundidad al relato y propician que el desenlace sea, aunque simple, conmovedor. Si nos referimos a mejor mundo ficcional hecho, este cuento gana frente al resto.
- «Fraternidad» de Tania Huerta: para mí, el mejor del número. Narrado desde la perspectiva de un niño, tenemos a una madre que encierra a su pequeño en un cuarto oscuro junto a la “hermana”. Abandonados, ambos sobreviven como pueden sin mucha comida ni agua ni baño hasta la resolución macabra del trasfondo o verdadero porqué del encierro. De por sí la trama es oscura y siniestra, pero la elección de un niño como narrador fue muy acertada. La inocencia con que se nos cuenta la historia provoca pena y odio/miedo hacia la señora no solo por lo que leemos, sino porque es una situación que podría ocurrir en nuestra realidad; es un recurso muy útil cuando las víctimas son infantes.
- «La cena» de Cristina Taborga: similar al anterior, una perspectiva infantil e inocente. Una madre cocina distintos tipos de carnes a su niño para mimarlo y mantenerlo feliz. El pequeño acepta las comidas orgulloso de la sazón de su mamá y vive su vida de manera normal con sus amigos. Sin embargo, ya te imaginarás el secreto de tan deliciosa comida y, si es así, traslada esa sospecha hacia el final en donde, ya crecido, el hijo recuerda a cierto compañero… Si bien la temática y el trasfondo no son originales, nuevamente el uso del narrador infantil en una historia corta da un buen cierre para lo que se sugería desde el inicio. Hay, claro, mucha sangre.
En resumen, este primer número nos trae sobre todo pequeñas historias, relatos cortos a modo de “pastillas literarias” de terror y suspenso que, sin ser en su mayoría originales, toman elementos clásicos (asesinas, apariciones fantasmales, maldiciones generacionales, etc.) para generar cuentos efectistas. Es decir, que en varios casos las historias cumplen con su objetivo de crear situaciones oscuras sobre madres, aunque en el proceso no haya mayor complejidad de trama o contenido.
- Puedes leer esta edición en el siguiente link: https://lektu.com/l/editorial-aeternum/aeternum-1-sin-vientre/9403
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Detalles técnicos:
Año de publicación: 2018 (mayo)
N° de páginas: 36