18 May
RESEÑA: La máscara, de Dean Koontz

Tras la era dorada de la literatura de terror estadounidense con Poe y Lovecraft, surgieron nuevos nombres durante la segunda mitad del siglo XX que sustentaban el entonces presente y futuro de este tipo de narrativa. Probablemente el más famoso sea Stephen King, acompañado de Richard Laymon y Thomas Ligotti, entre otros más como Dean Koontz, autor de numerosas novelas como la presente, de la cual uno espera tener una buena experiencia. No, no adelantemos fatalidades.

La máscara fue publicada originalmente en 1981 y editada en español por Plaza y Janés en 1993. De corte fantástico, la historia nos sitúa en un ambiente urbano típicamente estadounidense mediante una pareja que desea adoptar un niño, afrontando una carencia emocional y física en su matrimonio. En una ocasión, mientras la esposa se encuentra conduciendo, una joven aparecerá repentinamente y se producirá el accidente que conectará las vidas de los casados y de la recién aparecida, quien al ser atendida en el hospital afirmará que desconoce quién es y de dónde proviene. Como en gran parte de la literatura, hay aspectos positivos y negativos y aquí se dan a relucir marcadamente.

Dean Koontz

Trama

En primer lugar, la historia que mencioné arriba es el punto de giro principal que propicia el desarrollo del conflicto y su resolución. En realidad la novela nos da pistas sobre la identidad de la chica, ya que inicia con los últimos momentos de vida de una joven de quince años. Atrapada en el sótano de su casa por un incendio, ella muere maldiciendo a su madre por obligarla a limpiar esa parte de la casa aun cuando sabe que teme a las arañas que ahí abundan. Ese es el prólogo. Inmediatamente después empieza la primera parte (hay solo dos) con la escena de Paul y Carol Tracy, la pareja protagonista, en la oficina de O´Brian, el encargado de aprobar o negar el pedido de adopción para que fuera luego evaluado por un comité. Es al final de esta última escena cuando podemos notar una conexión entre las señales paranormales que sufrirán los personajes y el odio expresado por la fallecida hacia su mamá, la cual a su vez está relacionada con la joven atropellada.

La historia se desarrolla a partir de cuatro perspectivas: Paul, Carol, Grace y Jane. El mayor peso argumental recae en Carol y Jane ―nombre dado por los médicos a la accidentada― porque su relación temporal de madre e hija atañe directamente a las motivaciones iniciales en la novela sobre el deseo de adoptar un niño y por la analogía tácita entre ambas por lo ocurrido en el prólogo. El misterio, entonces, recae en cómo se conectarán todos los cabos para observar el impacto o revelación de la verdadera conexión entre ambas y sus consecuencias.

Sin embargo, en cantidad de apariciones todos excepto Jane tienen una mayor importancia. Esto se debe a que alrededor de los hechos centrales aparecerán varias escenas de extrañas manifestaciones y supuestas coincidencias. El gato de Grace, tutora de Carol, tendrá comportamientos anómalos. Ciertos golpeteos se oirán en la casa de Paul y Carol de manera insistente. Y algunos indicios generarán un ambiente tenso, como si una mente invisible, pero escrutadora, estuviera controlando la vida de los personajes para impedir la adopción y propiciar los encuentros entre Carol y Jane. Un festival de momentos al estilo gótico de la literatura de terror, pero que ralentizan innecesariamente la trama. Si bien la actividad paranormal sirve aquí para que el lector tenga malos presagios sobre Jane y aunque las descripciones de aquellos momentos no sean torpes, al finalizar el libro parecerán escenas llamativas que en conjunto podían haber sido resumidas.

Y todo el anterior relleno es aún más grave por el desarrollo de la historia. La introducción apertura muy bien la novela con una situación trágica que nos invita a esperar muerte y desastres más adelante. Luego, el detonante aparece en aquel primer accidente de la entrevista inicial sobre la adopción y ya podemos intuir que ambos momentos tendrán alguna conexión. Sin embargo, el primer y más importante punto de giro tarda varias páginas en aparecer: el choque de Carol a Jane. Se supone que la historia tiene un ambiente cotidiano y un ritmo pausado, pero dicha estructura se desmorona de pronto hacia el clímax y el final de la novela que culmina de manera apresurada, comparado con el ritmo de los momentos previos. En otras palabras: buena introducción, buen inicio, desarrollo medianamente lento y sencillo ―pero disfrutable―, un clímax vertiginoso y un final abrupto y cortante.

Personajes

El ambiente es de una clase media urbana estadounidense probablemente de inicio de los 80´s. Los personajes se desenvuelven en ese ámbito, expresando rutinas laborales o caseras. Tal vez por ello su construcción no sorprenda tanto, ya que hay cierta homogeneidad en sus vidas actuales; además, casi todos tienen un lenguaje amical que no ayuda a diferenciarlos muy bien más allá de sus nombres. No obstante, por tener actitudes afables no resultan incómodos o detestables y fácilmente el lector puede identificarse con sus vicisitudes fantásticas. Es así que, sin ser personajes muy profundos, no terminan por ser acartonados o estereotipados y se dejan disfrutar en sus respectivos papeles.

- Carol Tracy: cariñosa, protectora e insistente, es una de las protagonistas. A los quince años fue una chica rebelde, violenta y huraña que vivía en una familia hostil. Dio a luz a un bebé que casi la mata y fue internada en un reformatorio por posesión de marihuana. Tras toda esta turbulencia, fue adoptada por Grace y poco a poco cambió de actitud hasta ser una psicóloga profesional a sus treinta y un años. Sin embargo, mantuvo un sentimiento de culpa por el infante que no crio al punto de tener un gran deseo por adoptar algún hijo, sobre todo por su infertilidad. Cuando conoce a Jane tras el accidente, empieza a ver en ella la imagen de una hija que nunca tuvo.   

- Paul Tracy: profesional, racional y amoroso. Junto a Carol conforman una pareja ideal en el albor de sus vidas, lo cual les proporciona la suficiente confianza de poder criar y mantener a un hijo. Por sí solo no es un personaje muy interesante, pero sirve de soporte emocional a su esposa y se preocupa por ella, sobre todo cuando los golpeteos en su casa se intensifican paulatinamente.    

- Jane: alegre y extrovertida, su origen es confuso. Aparece desorientada en plena calle y es atropellada por Carol, quien la rescata y lleva al hospital. Una vez que despierta afirma que no sabe de dónde viene ni quién es exactamente, de modo que será en la búsqueda de sus padres y de su proveniencia. Mantiene una relación estrecha con Carol, quien la hace pasar por sesiones de regresión para reactivar su memoria. De entre todos los personajes, destaca junto a Grace por su lenguaje fresco frente a cierta monotonía de los demás, de modo que contrasta dicha actitud con el misterio y atmósfera macabra que parece rodearla.

- Grace: la madre adoptiva de Carol. También es psicóloga y mantiene un alto grado de empatía, cualidad que la motivó a adoptarla. A sus setenta años le gusta mantenerse activa físicamente, además de mantener lazos sociales con sus conocidos y amigos, pero aquella tranquilidad se ve alterada cuando su gato Aristófanes se comporta en un inicio de manera altanera, luego huraña y finalmente violenta dentro del conjunto de malos presagios que la novela nos ofrece. Y a pesar de parecer solo un personaje de apoyo para Carol, tiene un rol un tanto más importante que el de Paul para descubrir el secreto decisivo en el trasfondo y resolución de la historia. 

Forma

Si bien la narración se encuentra en tercera persona, la perspectiva sigue de cerca a los protagonistas. Esas escenas pueden agruparse en dos grandes grupos: en interrelación y en solitario. Las primeras permiten, obviamente, que los personajes interactúen, pero aquí también se nos muestra el lado amable de la trama porque todos son sociables. Este aspecto toma mayor interés si se le compara con la secuencia final, en donde la interacción se efectúa de manera violenta en cierto lugar. En cambio, en las segundas escenas generalmente ocurren los momentos paranormales y el terror yace ahí, cuando Paul se encuentra solo en casa y oye los golpes provenientes del nivel superior, mientras Grace se siente asediada por su gato e inclusive en los sueños de Carol, con una entidad que le persigue hacha en mano.

No hay mayores problemas con el avance de la prosa. A nivel general, Koontz balancea bien las descripciones, los diálogos y las narraciones de sucesos de modo que no hay momentos en donde la lectura pueda hacerse tediosa. Probablemente por esta razón es que, a pesar de existir páginas de más en su historia, la lectura no es insoportable y bien puede entretener en cada capítulo. Por cierto, el libro se divide en dos partes («Llega algo maligno» y «El diablo anda entre nosotros») que define de manera clara el rumbo de la trama.

La luz se abría paso a dentelladas a través de los nubarrones gris oscuro, como brechas en una vasija de porcelana china. Los coches aparcados en el patio de la oficina de Alfred O´Brian brillaban tenuemente y reflejaban la mortecina luz de la tormenta. El viento soplaba a rachas, azotando la copa de los árboles y la lluvia arreciaba furiosamente contra las tres ventanas de la oficina y resbalaba por los cristales enturbiando la visión al exterior.

O´Brian estaba sentado de espaldas a la ventana. Cuando empezó a leer la solicitud que Paul y Carol Tracy acababan de someter a su aprobación, los truenos retumbaban en el firmamento y sacudían los cimientos del edificio.

Edición de 2008

En resumen, La máscara es una novela de terror ligera para leer en un momento de distensión ya que no exige al lector descifrar voces de personajes, referencias o secretos complicados. La historia fluye de manera lineal hacia un solo punto, que es el descubrimiento del pasado de Jane y su relación con los sucesos fantásticos bajo la temática de las disfunciones familiares, el odio (hacia la madre) y el rehacimiento de la vida. Si eres muy exigente con las estructuras argumentales y el ritmo narrativo además de resoluciones medianamente predecibles, entonces puede ser que te enojes al finalizarla. Tú decides.

Detalles técnicos:

Género: Fantasía.

Editorial: Plaza y Janés.

Año original de publicación: 1981

Año de la presente edición: 1993

N° de páginas: 234

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