26 Jun
RESEÑA: Entrebrumas, de Hope Mirrlees

En más de un aspecto, la presente novela es un giro de tuerca para quienes tienen una visión genérica de la literatura maravillosa, de aquellos mundos mágicos más conocidos por El señor de los anillos Juego de tronos. Pues no solo es el antecedente de esas y otras sagas, sino que se distancia del esquema narrativo arquetípico de Tolkien y desarrollado por muchos autores posteriores. Tal vez por ser publicado antes, este clásico tiene su propia manera de contar una historia de hadas.

Originalmente fue publicado en 1926 (El señor de los anillos es de 1954). Mirrlees perteneció al círculo Bloomsbury, un grupo intelectual británico caracterizado por su rechazo a la religión, a la moral victoriana y al realismo decimonónico en pos de una independencia del pensamiento crítico; entre ellos pertenecieron algunos nombres conocidos como E.M. Forster y Virginia Woolf. El que la escritora inglesa participara en dicho movimiento explica parte del contenido del libro, pues como se verá Entrebrumas o Lud-in-the-Mist (título original) contesta a las apariencias sociales y las tradiciones en una historia que quita el aura natural de un sistema social y lo descompone en sus porqués, sus miedos, motivos e idiosincrasia. En otras palabras, fue un gran paso hacia la novela maravillosa de hoy.

Hope Mirrlees

Trama

En el pasado, el país de Dorimare convivía con las hadas y adoptaba sus costumbres. Cuando apareció el duque Aubrey todavía se recibían enviados del Reino de las Hadas y se trataban con respeto los asuntos relacionados con los seres mágicos. Sin embargo, los mercaderes inician una revolución contra la clase noble de los duques y Aubrey desaparece, al parecer, huyendo al otro Reino. A partir de entonces, la magia se vuelve tabú y se establece un sistema burgués. La historia principal transcurre doscientos años después, en la próspera capital Entrebrumas, cuando de pronto aparecen frutas de las hadas en la zona hasta el punto de afectar al hijo del alcalde Chanticleer. Y dichos frutos provocan alucinaciones y un comportamiento errático, cual locura, por lo cual el pánico se desata.

Salvo por el flashback sobre el pasado de Dorimare, la historia de desarrolla de manera lineal. Sin embargo, la tensión dramática se mantiene pues se presentan los suficientes puntos de giro o plot twist que poco a poco le otorgan un aire policial o a novela de misterio: el conflicto principal es conocer quién y cómo trafica las frutas de las hadas al país. Y aunque en cierto punto pueda parecer obvia la identidad del culpable, Hope nos da algún detalle novedoso para seguir descubriendo los secretos de otros personajes.

Por otra parte, el libro es una amalgama de distintos tonos disímiles. No es un libro infantil. Algunas escenas son cómicas e irónicas, pero otras bordean el terror y hasta el surrealismo cuando chocan el mundo típico de los humanos y algún indicio de intervención mágica. Si bien la sociedad humana es objeto de algunas burlas por sus costumbres y miedos hacia el distinto, las hadas no son idealizadas; no se presenta una oposición definitiva entre buenos y malos. Aquí, los seres mágicos pueden dar miedo no solo por pertenecer a lo desconocido, sino porque pueden provocar la “perdición” de cualquier persona para obligarla a viajar hacia su reino, hacia ese lugar también desconocido y temido. En medio, se aborda el tema de la ley como ficción ideada para crear su propia realidad, de la trascendencia de la persona en la memoria colectiva tras su muerte o del ciclo dialéctico de los movimientos revolucionarios desde la acción hasta el establecimiento del nuevo status quo de los revolucionarios:

Es natural que una clase social que lucha por afirmarse para descubrir su auténtica identidad, la que yace oculta (como lo hace la estatua en el mármol), en el duro y recio material de la vida misma, sea diferente cuando el mazo y el cincel se hayan dejado a un lado y se haya convertido, finalmente, en aquello por lo que tanto había luchado. 

Un último punto que deseo resaltar en este apartado es su mundo. A comparación de muchas sagas, la autora no se detuvo en una construcción complicada de múltiples espacios, objetos, tipos de magia, etc. La división es sencilla. Dorimare como país, Entrebrumas como su capital y los ríos Dapple y Dawl fluyendo alrededor de él como motor de su economía portuaria; por otro lado, el Reino de las Hadas al oeste y las Colinas del Confín como límite territorial entre Dorimare y el Reino. Por ello es perfecto para quienes todavía no se hayan adentrado a la literatura maravillosa por temor a aprender un mundo vasto y complejo.

Primera edición de 1926

Personajes

En esta ocasión me dejé llevar por la primera impresión. Durante los primeros capítulos los personajes más importantes tienen personalidades definidas, pero siempre bajo alguna connotación burlesca por comentarios o escenas que los pintaban un poco ridículos. De todos modos, existía cierta connotación profunda en la mentalidad del protagonista… Y todo cambia cuando el hijo del alcalde es trasladado hacia el campo tras descubrirse como una “víctima” de las frutas. No solo el contexto cambia, sino que las personas entran en dilemas morales ante los cambios repentinos para su sociedad.

  • Nathaniel Chanticleer: protagonista y principal cabeza de su familia. “Voluminoso, rubicundo, pelirrojo, de ojos castaños” es una persona que, aunque en su infancia era muy imaginativo e hiperactivo, tras la escucha de cierta “Nota” musical proveniente de una especie de laud, adquirió una personalidad hogareña y melancólica con gran sensibilidad para los pequeños detalles, pues, aunque aprecie objetos y sucesos presentes inmediatamente los añora como elementos del pasado. Asimismo, tiene orgullo por creer conocer toda su ciudad, así como la vida de sus conocidos, pues siente ansia por lo ajeno. En contraste, desconoce a su familia a nivel psicológico tanto así que su hijo le es más que un objeto o función, aunque cambia de parecer tras la expresión tortuosa del menor cuando afirma haber ingerido la fruta de las hadas. Tal punto de quiebre no solo alterará la relación con su hijo, sino consigo mismo en su visión de mundo, y todo gracias a la trama de conspiraciones y asesinatos escondido tras la reciente y creciente “plaga” mágica.
  • Endymion Leer: el doctor más reconocido del pueblo. Llegó a la ciudad treinta años antes del presente de la historia de algún sitio desconocido y estableció su consultorio. Sus clientes predilectos en realidad no provienen de la clase alta, sino de la popular, pues los dirigentes tienen mayores prejuicios con los extranjeros. Por otra parte, su humor sarcástico suele ser tomado como ofensa no solo por las bromas en sí, sino por toda su manera de pensar; al fin y al cabo, él no siente ningún rechazo hacia los seres mágicos. En la trama es llamado por Nathaniel para atender a su hijo, al que no diagnostica ningún consumo de fruta de hadas. Eso sí, le prescribe llevar por una temporada una vida de campo, más tranquila.
  • Ambrose Honeysuckle: el mejor amigo de Nathaniel. Su apellido pertenece a la clase acomodada y como tal procura siempre guardar el prestigio. Así, también resulta ser práctico en sus decisiones. Las suposiciones, divagaciones o ensueños le son fastidiosos y pierde la paciencia cuando alguien se los menciona durante una conversación o ante momentos apremiantes. Al inicio no tiene mayor importancia en la historia y solo aparece durante la desastrosa cena cuando el hijo del protagonista declara haber consumido la dichosa fruta, pero capítulos después su hija y toda la academia de modales del lugar entran en crisis, pues sus emociones afloran en pánico: indicios, nuevamente, del consumo de la fruta. Entonces, estará más unido todavía a Nathaniel para descubrir la verdad.
  • Ranulph Chanticleer: el hijo del protagonista. Tiene 12 años y una personalidad soñadora y delicada, además de ser fácilmente impresionable. Desde niño incomodaba con acciones efusivas tales como conversaciones con algún amigo imaginario o comentarios sobre cosas inexistentes para la ciudad de Entrebrumas. Su comportamiento continúa ya en su pubertad luego de la comida de sus padres e invitados. Alterado, aparece y se espanta ante un objeto filudo y el acto de cortar, pero detona con lo que ya saben. Como personaje no tiene mayor desarrollo mas que un descenso cada vez mayor hacia la paranoia y las explosiones emotivas, pero como motor para el desarrollo de la trama es imprescindible.
  • Clementine Gibberty: la viuda del granjero Jeremiah Gibberty. Vive lejos de la capital, en Swann on the Dapple, cerca de la Marca Élfica o límite con el Reino de las Hadas. Recibe a Ranulph en su granja tras el consejo médico de Endymion y los atiende junto con su nieta Hazel.

Edición en inglés de 2018 con prólogo de Neil Gaiman

Forma

Con un total de 32 capítulos, la novela no tiene una estructura complicada para dividir esas partes: inicias uno, lo finalizas y empiezas otro. Listo. Eso sí, todos tienen subtítulos al estilo clásico de las novelas medievales de caballería, que pueden ser spoilers o no en algunos casos y según lo crea uno. Personalmente no me parece nada grave.

En cuanto al estilo de su prosa (tómese en cuenta que lo leí traducido), es digresivo y pictórico. Digresivo porque, si bien la trama transcurre de manera lineal, por momentos el narrador realiza comentarios sobre las personalidades de los personajes, la idiosincrasia del país Dorimare o de algunos temas como la naturaleza de las bromas, de la revolución (como el fragmento del primer apartado) o de la ley. Tal vez pueda fastidiar a algunos, pero sus reflexiones son muy buenas y casi parecen frases independientes y entendibles fuera del contexto novelístico.

Y pictórico gracias a su gran capacidad de construir escenarios mediante descripciones topográficas, pero sobre todo coloridas. Las tonalidades y luces de escenarios campestres se encuentran plasmadas de manera preciosa, pues estas pausas le dan un matiz cercano a la corriente literaria del Modernismo, a la vez que recupera cierto espíritu del Romanticismo en cuanto a la vida al aire libre. Asimismo, los objetos cobran vida gracias a esta característica, al punto que participan, aunque sea de manera tangencial, de la trama más allá de ser simples adornos.

Había castillos en ruinas cubiertos de hiedra, el distintivo del antiguo régimen, trepando a voluntad. Y por el interior de las hiedras había palomas que buceaban y parecían dejar una estela de amatista, como cuando un grupo de hojas de color verde botella sale disparado con un tono púrpura, porque sabemos que esconde violetas. Y daba la impresión de que las torres redondas de los castillos estaban tan firmemente incrustadas en el cielo que, para alcanzar el lado opuesto, uno tendría que abrir un pasillo por el mármol celestial.

El sol se puso, y nuestros jinetes contemplaron cómo el color desaparece paulatinamente del mundo. ¿Era ese árbol verde en realidad o era solamente el recuerdo de que había sido verde hacía tan solo unos segundos?

Rememorando, la novela resulta más rica en fondo y forma de lo aparente en una simple leída. Su mayor defecto acaso recae en el ritmo del final, no en sus hechos, comparados con el desenvolvimiento del resto de sucesos y conflictos narrados con el tiempo suficiente para dejar sentir las emociones de sus personajes. Y si apunto para el último párrafo el mayor defecto es en realidad porque no deseo presentarles una novela perfecta, pues acaso esa imperfección tome cierto sentido irónico en la composición de sus propios seres, imperfectos, cómicos ante al lector en un inicio y más complejos durante el desarrollo de la trama. Todo ello aunado a una prosa con efectos múltiples, de la alegría a la tragedia, de la ironía al suspenso, siempre demostrando un modo especial de contar una historia de hadas.

Pdt: lo compré en Play Libros, una sección de Play Store, por si no lo encuentran en sus países. 

Detalles técnicos:

Género: Maravilla (Fantasía)

Editorial: Roca

Año original de publicación: 1926

Año de la presente edición: 2017

Nº de páginas de la presente edición: 366 (e-book); 228 (físico)



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