El huracán había depositado la casa —con mucha delicadeza para ser un huracán— en medio de un paisaje de increíble belleza.
Casi siempre tengo la dificultad de presentar un libro ya muy conocido por muchos como lo es la presente novela de Baum. Al fin y al cabo, ¿quién no ha escuchado alguna vez sobre el famoso mago de Oz, Dorothy y aquel huracán que la transporta hacia una tierra mágica? … Aunque ¿cuál mago? Ahí puede yacer la cuestión, porque existen personajes que trascienden su propio origen y se instalan en el imaginario popular al punto de ser olvidada su fuente original. Así, tal vez algunos no sepan que la historia no es un cuento, sino una novela, e inclusive otros no tengan idea alguna de la existencia de L. Frank. Re-pensándolo, no es mala idea echar una mirada al libro.
1900. El año de publicación de El mago de oz significó para su autor un antes y un después en su economía y carrera literaria. L. Frank Baum (1856-1919) no mantuvo una bonanza económica durante su adultez y más bien tuvo la necesidad de acudir a distintos oficios para costear sus gastos. Sin embargo, en su juventud logró trabajar en la prensa escrita y, más adelante, regresó a ella para intentar volver a vivir de tal labor. Antes del nuevo siglo ya publicaba libros infantiles ilustrados (Mother Goose in Prose, My Candelabra´s Glare y Father Goose) con mediano éxito, pero gracias a Oz empezó una seguidilla de publicaciones sobre ese mundo mágico al punto de producir también representaciones teatrales. En total se publicaron 14 novelas de la saga de Oz, todas ellas escritas por Baum desde El maravilloso mago de Oz hasta Glinda de Oz, que salió a la luz de manera póstuma en 1920. Todo ello gracias al apoyo del público, quienes pedían más entregas y hasta sugerían algunos agregados. Se planeó terminar la serie en el sexto libro con La Ciudad Esmeralda de Oz, pero no resultó de esa manera.
Ya visto de manera muy breve el contexto alrededor del clásico, ahora vayamos con la novela en sí. Dorothy es una niña que vive en las praderas de Kansas junto a sus tíos Henry y Em. Un día cualquiera un huracán surge de su propia casa y la transporta junto a su perrito a una tierra entonces desconocida para ella. Perdida, recibe la visita de los munchkins, una raza de enanos quienes le informan que se ha convertido en una heroína al matar a la Malvada Bruja del Este cuando su hogar cayó encima. Sin embargo, a Dorothy solo le interesa regresar con sus tíos, por lo cual pregunta por una manera para lograr su objetivo. La solución: visitar al mago de Oz.
Si bien la historia tiene un conflicto principal (¿cómo la protagonista podrá regresar a Kansas?), su estructura narrativa es una serie, es decir, un conjunto de sucesos interconectados entre sí, pero con cierta independencia argumental. Porque si bien en un inicio la búsqueda por Oz es el motor principal del viaje emprendido por Dorothy, en realidad su encuentro no llegará al final de la novela, sino mucho antes. En total, se presentan 3 segmentos importantes: 1) la búsqueda del mago de Oz; 2) la lucha contra la Malvada Bruja del Oeste; 3) la búsqueda de Glinda. El conflicto persiste, pero cada uno de los tres tiene su propio inicio y final, final que a su vez genera la transición al siguiente. Por ello al leer se puede sentir una atmósfera de aventuras más allá de las criaturas mágicas y sus espacios encantadores y vivientes.
La otra razón por la cual el libro es entretenido es la presencia de tres personajes ultraconocidos: el espantapájaros sin cerebro, el leñador de hojalata sin corazón y el león cobarde. Los tres permiten introducir cierta enseñanza moral, pero durante los tres segmentos dan muestras no tan obvias de su propio crecimiento como sujetos. El compañerismo surgido entre todos ellos sostiene en realidad casi todo el libro, de modo que los mayores problemas de cada parte son afrontados por su unión. Suena un poco cliché para nuestros días, pero para aquel entonces fue muy valorado por presentar una utopía de ayuda mutua que el libro no presenta de manera tan descarada. En algunos momentos permite que el propio lector se dé cuenta de la potencia del grupo para posteriormente explicarlo. De todos modos, no olvidemos que estamos frente a literatura infantil. La claridad de su estructura narrativa y de las enseñanzas desprendidas de ella le suman puntos.
Ocurre un fenómeno curioso. Generalmente los protagonistas son los personajes con mayor profundidad en cualquier obra, siendo los secundarios los menos explorados. Claro, a veces ambos son privilegiados por la pericia del escritor. Sin embargo, aquí la protagonista es la más plana de entre todos, mientras que sus tres acompañantes son mucho más interesantes.
Sin contar a la protagonista, los otros tres gozan de una transformación como personajes ya que empiezan asumiendo ciertas ideas sobre ellos, y a lo largo de la historia otros logran identificar aquellos que le falta a cada uno. Así, cuando llegan a Oz en realidad ya tienen lo deseado, aunque no se convenzan de ello. Ese proceso de autoengaño y posterior convencimiento es muy interesante en una novela infantil.
En total tiene 24 capítulos, cada uno con una extensión breve entre 5 y 13 caras aproximadamente, depende de la edición. Este aspecto ayuda a que el desenvolvimiento sea ágil, pues pese a sus más de cien páginas el libro no resulta difícil de leer ni aburrido. Todos los sucesos fluyen y, aunque algunos momentos no sean tan importantes, no terminan estancando a la trama.
Su fluidez se debe en gran medida al narrador. Prima la narración de los hechos, y no las digresiones. Las enseñanzas del libro, como ya venía afirmando, no se encuentran por doquier, sino en determinados momentos que sirven como remate para aclarar el desarrollo de los personajes y de sus virtudes (dignas de replicar para el lector en consecuencia). En contraparte, el mundo mágico se encuentra dividido de manera sencilla, pero también con cierta sensación de simpleza. La narración es austera en detalles, como si nos permitiera observar lo que tenemos delante, mas no atrás o alrededor de nuestro espacio. En los siguientes libros se revelan más detalles de este mundo, pero en el primero solo tenemos lo necesario.
En resumen, The Wonderful Wizard of Oz o El maravilloso mago de Oz/ El mago de Oz, según la edición, es un libro preciso para iniciar a cualquier persona en la lectura. No es nada difícil de comprender, todo se encuentra claro de principio a fin y su sencillez permite que el lector se centre en las aventuras de los protagonistas. Tal vez para lectores más avanzados sí les resulte muy pobre en detalles —tampoco esperes un Señor de los anillos—, pero si se comprende su estilo y público objetivo, los niños o adultos con espíritu infantil, entonces se podrá comprender la importancia de este clásico para el imaginario popular. Al fin y al cabo, renovó la literatura maravillosa europea mediante elementos estadounidenses, un hecho llamativo para inicios del siglo XX.
Detalles técnicos:
Los datos corresponden con la edición de Penguin Clásicos.
Género: Maravilla
Editorial: Penguin Random House
Año original de publicación: 1900
Nº de páginas: 277