24 Jul
RESEÑA: Ayar, el viajero universal; de André Vergara

Ésta novela llegó a mis manos por la gentileza del escritor, que me la ofreció para poder leerla y reseñarla. Ante todo recalco mis gracias por el gesto y a ustedes les ofrezco un breve análisis del libro para poder comprender su contenido y nivel de calidad. ¿Los viajes en el tiempo se limitan a la ciencia ficción? Aquí no.

Ante todo nos encontramos frente a una historia que alterna distintas épocas de la historia universal, ya que durante la época precolombina tres sacerdotes ofrecen al cuerpo inerte de Ayar viajar a lo largo de los siglos mediante la reencarnación. La finalidad es poder obtener información de la evolución del ser humano en cuanto sociedad para mejorar la suya. Por otra parte, en un futuro cercano al nuestro dos arqueólogos se dedican a investigar los rastros de Ayar, conocido como el Viajero Universal. Como se puede notar, la historia tiene mucho potencial para ofrecer variadas ambientaciones y conflictos, pero por desgracia y en perspectiva fue desaprovechada en gran medida. Veamos.

André Vergara

Trama

Se compone de 15 capítulos con una estructura similar en casi todos: la época de turno a la cual se viaja, la época precolombina y la época actual. Los tres momentos se presentan secuencialmente a lo largo de la trama, por lo cual el ritmo es veloz. Y no, ello no es una virtud en la presente ocasión.

Aproximadamente durante la primera mitad, tendremos distintos personajes históricos que logran ofrecernos escenas interesantes, como a Barrabás tras su liberación en lugar de Jesús, o la relación entre Vasco Núñez de Balboa y Anayansi durante la colonización americana. Pero tenemos tantos siglos contenidos que realmente sus momentos de aparición saben a muy poco. Hay una lógica entre todas las apariciones, pues es el espíritu de Ayar quien viaja hacia cada uno, pero los conflictos de estos sujetos históricos no son muy aprovechados. Ofrece mucho para desarrollar poco. La historia hubiera sido más interesante de haber sido más extensa.

Otro punto es el conflicto principal. No sugiero que siempre deba existir un villano anunciado como el más malvado del libro, pero en la historia se nos presenta a uno (Qhawaq) sin tanta relevancia. Sí que persigue a los 3 sacerdotes protagonistas e intenta apoderarse del secreto de los viajes en el tiempo, mas su participación no tiene mucha fuerza, no genera demasiada tensión más allá de algunas acciones predecibles que algunos personajes deben tomar. Y, por último, el segmento del presente tenía mayores posibilidades de desarrollo si los viajes pasados irrumpían para crear un gran conflicto transversal a todas las épocas y mentes; aparte, claro, de lo sucedido en el final.

Personajes

Tenemos más de 8 personajes históricos, además de los sacerdotes y los arqueólogos de la actualidad. Sin embargo, los cruciales son unos pocos, pues es Ayar quien se encuentra presente en los primeros:

- Ninan: el sacerdote más joven (alrededor de 30 años) del trío y líder del grupo. Tiene una actitud relativamente compulsiva, pero también se preocupa por sus compañeros. Especialmente tiene interés en proteger el proyecto de los viajes temporales, ya que Ayar es su hermano menor.  

- Itapallu: el sacerdote de edad mediana, alrededor de los 40 años. Es de gran tamaño y un guerrero arrojado, aunque sin mucha experiencia. Ante los peligros, es el primero en ofrecerse para proteger a los demás inclusive a riesgo de su propia vida.

- Pukara: el sacerdote de mayor edad (50 años). Es el más sabio y circunspecto del grupo, aunque también el de menor fuerza y resistencia. Aunque respeta la posición de Ninan como líder, no duda en expresar su opinión si duda de alguna decisión o si desea sugerir una mejor estrategia ante problemas.

- Juan Zapater: uno de los arqueólogos de nuestro presente junto a Nicolay Balakov. A pesar de ser científico, defiende su investigación sobre los precolombinos viajes en el tiempo aunque en un inicio sea rechazado por la comunidad científica. Junto a su compañero, hilvanarán los secretos del tema hacia una conclusión tal vez predecible para algunos lectores.

- Qhawaq: el antagonista principal, enemigos de los sacerdotes. Forma parte de un grupo que se hace llamar los Hijos de Dios, ya que cree poseer la capacidad de entendimiento absoluto. Es así que junto a sus aliados se dedica a perseguir a los protagonistas para apropiarse del secreto de los viajes temporales. Es un guerrero experimentado.

- Ayar: difícil describir su personalidad, ya que su esencia brilla un poco entre las reencarnaciones. Pero podemos afirmar que es noble de corazón, creyendo en el amor natural entre las personas y la importancia de la paz. A pesar de su papel instrumental de la premisa principal, tampoco tuvo un gran desarrollo como ente “reencarnante”.

Una última acotación: se pierde la verosimilitud en los parlamentos de los sacerdotes. Me explico. No importa si es ficción, novelas como Ayar recurren a determinados períodos históricos y, a menos que se dé una razón de lo contrario, se debería respetar no solo la ambientación, sino el lenguaje y coloquialismos. Por ello desentonan algunas palabras del trío precolombino y quitan la atención en la escena para trasladarla a recuerdos innecesarios de nuestro lenguaje actual. 

Figura genérica de un sacerdote/ guerrero precolombino

Forma

El mejor aspecto del libro, aunque con sus contras. Las descripciones ambientales se encuentran muy bien realizadas en general, de modo que algunos panoramas inclusive acompañan los estados de ánimo de los personajes (véase el despeñadero con Gorm, El Viejo). Ante este punto no hay mayores problemas.

Sin embargo, el inicio es muy flojo debido al problema con los diálogos de los sacerdotes que ya mencioné, pero también por un aspecto repetido en otros momentos de la historia: la redundancia o palabras innecesarias. Puede resultar inclusive un poco ofensivo que se nos aclaren datos ya implícitos en algunos párrafos o segmentos, como quién responde a quién o la actitud de algunos personajes. La capacidad de sugerir es una gran virtud, aunque también es cierto que es un estilo y no una obligación en todo libro de ficción. Sin embargo, aquí sí era necesario, “decir” menos y mostrar más de modo que los diálogos y las acciones ya “hablen” en lugar de adjetivos que pueden ahorrarse. De lo contrario, la escritura se recarga de características en detrimento de un ritmo más ligero o fluido.

En resumen, no es una buena novela. Pésima tampoco, pues las ambientaciones y la premisa principal son muy interesantes. Y es por ésta razón que, personalmente, creo estar frente a una historia desaprovechada con una necesidad de trabajo en el estilo, pero sobre todo de desarrollo. Las menos de 100 páginas se sienten muy cortas para la trama, una que debió trabajar en los puntos de giro hacia momentos climáticos e impactantes (en el mayor sentido de la palabra). Eso sí, los dibujos acompañantes son muy llamativos y tienen un estilo sí sugerente en los gestos. Si vale la pena leer el libro, la mitad de las razones son llevadas por las ilustraciones a blanco y negro hechos por Carlos Yáñez Gil y Jhosep Abarca.

Eso es todo.  

Detalles ténicos:

Género: Fantasía

Editorial: Estación La Cultura

Año de publicación: 2018

N° de páginas: 95

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