Un repentino impulso domina a Elías Pérez. Desenvaina y enciende su espada de energía y, con esta, dibuja una línea recta sobre la tierra de ese planeta hostil que los aloja.
—Tomen una decisión, como buenos latinos. De ese lado —dice señalando a los oficiales latinos— se vuelve a Atenea 3, a ser pobres; de ese otro —señala hacia los restos de su crucero de batalla estacionado en el planeta— se va hacia Piro, a ser ricos.
Largos segundos de silencio parecen detener el tiempo. Incluso, el usual movimiento en el cielo gris y lleno de nubes tóxicas plateadas que revolotean desenfrenadas parece haberse detenido por completo. Luego, el sonido de un paso sobre la oscura tierra que los aloja marca el inicio de las marchas para uno y otro lado.
Hace más de un año atrás reseñé Los viejos salvajes, una novela de ciencia ficción y terror que trata sobre monstruos inteligentes ocultos en la oscuridad del espacio. Dicha obra también fue escrita por De la Torre y pertenece al universo o macrotexto Herederos del cosmos, en el cual se sitúa el presente libro. No, no es una continuación, sino una expansión de ese mundo amplio y disperso ocurrido durante el mismo año en zonas diferentes del cosmos. No esperes una historia de terror al estilo del otro libro, ya que aquí se desarrolla a plenitud el carácter aventuresco y político, sin monstruos escondidos o terror psicológico.
La conquista de Piro es una analogía del proceso de conquista del actual territorio peruano ocurrido en el siglo XVI, durante la llegada de los españoles, en el espacio. Qué pasaría si en lugar de suyos, continentes y reyes hubiera planetas, sistemas solares y consejeros galácticos. Es así que el autor desarrolla una space opera sobre la transición entre la época incaica y la colonial con algunos de sus sucesos más conocidos e icónicos. ¿Qué tal quedó?
Carlos de la Torre Paredes. Fuente: La República
Antes de abordar la calidad del desarrollo de su historia, daré contexto. En el universo de Herederos del cosmos, la Tierra fue abandonada por los humanos hace ya muchos siglos. Ellos viajaron hacia zonas dispersas y con el transcurso del tiempo desarrollaron imperios galácticos, de modo que en el presente de la trama aparecen 3:
El imperio español equivale a la Federación Latina, así como el incaico a la Confederación Quetua. Elías Pérez, el protagonista, pertenece al primero y es quien impulsa el proceso de conquista de Piro, debido a las noticias y rumores sobre la gran cantidad de minerales preciosos contenidos en esa zona del universo.
Las fases de la trama están concatenadas y se pueden diferenciar cuatro etapas según los lugares que los latinos y Elías necesitan dominar para conseguir el control total de Piro. No te preocupes, no te malograré todos los eventos. Tómalo como una guía de lectura, pues hay muchos nombres de lugares y personas al punto de poder confundir.
Como se puede notar, el desarrollo de la trama es lineal. El tema principal es la conquista imperial, acompañado del deseo de medrar o ascender en la sociedad, de modo que la novela persigue dicho fin con pocos flashbacks y más bien mucha acción bélica. No faltan las batallas espaciales; de hecho, conforman más de la mitad del libro como motores del avance de la trama. Cada victoria para los latinos significa un peldaño más en el camino hacia el objetivo de Elías Pérez.
Toda aquella acción se sustenta en una estructura de videojuego. Similar a uno, el protagonista inicia con poder bélico, sí, pero no con el suficiente como para poder conquistar un imperio. Es mediante victorias iniciales que consigue ayuda del Consejo de las Ateneas para poder proseguir con el proyecto y viajar hacia Piro. El avance desde el punto a hacia el b, c y d se asemejan a niveles de un gameplay de aventuras que otorgan cada vez mayores recursos y fuerza militar al protagonista de rol. Además, la mayoría de las batallas están muy detalladas y es fácil imaginar que uno, como lector, pilota las naves, fragatas y cruceros mientras sigue con su lectura. Como mencionaba, el desarrollo es lineal y ello alcanza a las batallas. No hay tiempo para descansos, todo se resume en planear, esquivar, atacar y avanzar o retroceder para contraatacar.
La dimensión lúdica también se vale del ajedrez. La muestra más obvia es el Torpar, un juego de tablero basado en el ajedrez y adaptado a piezas de batallas espaciales, como fragatas, lunas y estaciones en lugar de peones, reinas o torres. Aparece al final del libro en una guía de juego. También durante la historia en una partida entre ciertos personajes. Pero también puede sentirse durante las batallas, especialmente cuando los personajes planean sus movimientos antes de iniciar el ataque contra el enemigo, previendo los movimientos del otro y estableciendo las tácticas de guerra en el espacio.
Ahora bien, los principales problemas de la novela radican en este apartado. En poco más de 200 páginas ocurren tantos sucesos que pudieron ser narrados en muchos más capítulos. La cantidad de nombres y sucesos históricos puede parecer abrumador al lector a menos de que tenga una agenda en donde apuntar, y aun así la lectura puede ser pesada por el desbalance narrativo. Es decir, hay eventos condensados en pocas hojas, mientras otros se extienden en muchas. Un ejemplo claro es la batalla inicial en el planeta 4-C4PL004, narrada en 40 páginas, aproximadamente, mientras el pasado del imperio quetua y su dominio en Piro se resume en una. La desproporción de espacio entre eventos principales y secundarios para el lore o trasfondo del universo mostrado fastidia el entendimiento del trasfondo histórico.
Otro problema subyace a toda la trama en sí. Ya que el desarrollo es lineal, el libro debería tener uno o más elementos de interés aparte de la conquista de Piro, la motivación más obvia para la novela. Sin embargo, el foco es casi tan unidireccional que la linealidad no le favorece. El abanico temático se reduce en torno al tema central.
La novela ganó los Estímulos Económicos para la Cultura del Ministerio de Cultura peruano en el 2018
Es el apartado mejor logrado. En base a personajes reales, Carlos de la Torre presenta protagonistas redondos que transitan de cierto idealismo hacia el pragmatismo más egoísta, pero coherente con sus propias personalidades. Para la historia, los más importantes son tres, aquellos quienes conformaron la alianza para conquistar Piro:
Aparte, hay otros personajes con cierta relevancia:
Si se tiene en cuenta la compresión de los hechos, el desarrollo de los personajes es escaso. Algunos como Elías, Katiuska y Bartolomé tienen una mayor dimensión sicológica, pero por desgracia no hay mucho espacio ni tinta para conocerlos en mayor profundidad; especialmente a De Lucas, quien no es muy desarrollado, como mencionaba.
Cierto es que aparecen múltiples reflexiones sobre la política y los imperios según el enfoque de cada personaje, pero por momentos parecen miniensayos incluidos a la fuerza en los párrafos antes que voces propias de ellos. En otras palabras, faltó un poco más de fluidez en el desenvolvimiento de sus propias ideologías.
«Paisaje urbano del futuro postapocalíptico», de Pavel Zhovba, una de las imágenes base para la portada
Se compone de 9 capítulos divididos en tres partes de manera equitativa. De tal manera, podría parecer que la estructura narrativa es clara: inicio, nudo y desenlace. Sin embargo, y nuevamente por la cantidad de sucesos comprimidos, la lectura no transmite la sensación de una linealidad llana, sí, pero clara, sino de múltiples clímax que no parecen acabar. De hecho, los capítulos finales no resuelven este problema, sino lo agravan.
Por otra parte, el narrador está en tercera persona, pero adopta el enfoque de varios personajes según se cambia de fragmento y capítulo. Al menos permite que no solo Elías transmita sus ambiciones, sino también el resto, mostrando una pugna de poderes e intentos de traiciones debajo del proceso de conquista. Un buen acierto. No obstante, hay tanta atención en los eventos que el estilo narrativo queda a deber mucho, ya que se siente seco, con poca emotividad o suspenso y sí con gran atención a lo descriptivo y lo visual.
El concreto se levanta tras cada disparo. Las explosiones generan un permanente zumbido que parece existir como nubes de polvo. Un grito ahogado, de agonía. Un explorador caído, luego otro. Y entonces dos misiles impactan en las defensas de la ametralladora enemiga; da tiempo suficiente para acercarse y cocer a tiros a los independientes que luchan por su soberanía.
Por último, el uso innecesario del ajedrez Topar en el texto central. Lo mencionaba en el apartado de trama y lo recalco aquí como un elemento ingenioso y complementario. El problema es que en la novela no queda tanto como un elemento justamente complementario, ya que hay 17 páginas enfocadas a una partida que no tiene mayor relevancia para la historia. Solo se destaca la idea del orgullo del imperio quetua, la excesiva confianza de los latinos o, si se extrapola, de cualquier conquistador e imperio sobre su poder, además de cierta amistad naciente entre dos personajes. Empero, todo lo anterior se sugería en otros pasajes y se pudo desarrollar en menos páginas. Y otros sucesos que merecían mayor ampliación tienen menos atención.
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En resumen, La conquista de Piro es una novela con muy buenas ideas, pero no muy lograda ejecución narrativa. Como historia de acción, repleta de batallas espaciales, es buena, y logra recrear el proceso de conquista del Tahuantinsuyo por parte de los españoles. Sin embargo, no ofrece mayor riqueza aparte del paralelismo entre el imperio incaico y la conquista de los quetua y descuida el desarrollo de su propio universo en favor de otros hechos igual o menos relevantes. La propuesta era muy ambiciosa y el esfuerzo por la realización de una space opera sobre este periodo histórico resulta más interesante que otros libros peruanos actuales de ciencia ficción, pero la presente obra no logra superar a Los viejos salvajes, la anterior novela de Herederos del cosmos.
BREVE GLOSARIO
Lugares:
Personajes:
Detalles técnicos:
Género: Ciencia ficción
Editorial: Torre de Papel
Año de publicación: 2019
Nº de páginas: 234