Una de las obras más reconocidas dentro de la ciencia ficción peruana contemporánea es la que leen en el título, doble mérito si se tiene en cuenta la menor cantidad de novelas publicadas por escritoras frente a escritores en el ámbito nacional. Publicada originalmente en 2003 y escrita por Tanya Tynjälä, es uno de esos libros que obtienen mayor riqueza significativa cuando se reflexiona sobre la historia y la manera en que aborda sus temas.
A simple leída, La ciudad de los nictálopes es literatura juvenil con una protagonista adolescente, quien vive en una ciudad o cúpula debido a la versión oficial acerca de un alto grado de contaminación en el exterior. Un día, ella despierta con un par de pequeñas alas, y desde ese momento inicia su cambio de cosmovisión sobre la sociedad en la que se encuentra, pues las personas aladas son rechazadas y expulsadas de la zona. Ciencia ficción con toques de fantasía cuya premisa podría seguir un rumbo fijo, el de una distopía, subgénero popularizado algunos años después a su publicación por Los juegos del hambre, resulta no solo de interés para un público joven, sino adulto, gracias al subtexto político que va más allá del obvio. Veamos.
Tanya Tynjala
Empecemos por aclarar que la literatura juvenil no es sinónimo de superficialidad, pero sí que generalmente trata los temas desde una perspectiva más amable que la adulta, con personajes adolescentes y perspectivas narrativas centradas en el descubrimiento del mundo y el autodescubrimiento. Desde ese punto de vista, la historia adopta la segunda acepción, mas no la primera, ya que el desarrollo de los sucesos, así como el desenlace, resultan turbios por lo que se muestra y por lo que sugiere.
En esta Tierra existen las Ciudades Vivientes, donde los habitantes pueden satisfacer sus necesidades básicas solamente con emitir comandos de voces; por ejemplo, el desayuno aparece con tan solo pedírselo a la mesa. La protagonista vive en la Ciudad N° 4 junto con sus padres. Sus vecinos y, en general, todas las personas de estos lugares son pragmáticas, no saben lo que son las emociones y sentimientos más allá de algunas reacciones involuntarias y han perdido el conocimiento de la cultura humana tal y como nosotros, los lectores, la conocemos. Es una sociedad apática.
Fuera de las ciudades se encuentran los seres alados, sobre todo lejos, en las montañas, aquellos que son mal presentados por el régimen de las cúpulas porque en el pasado fueron reacios a obedecer las normas que se les imponían; no eran productivos en la economía. Además, como se mencionó, se asegura que el exterior es muy tóxico para la vida humana.
Ambos bandos desunidos, aunque no enfrentados en guerras, son los dos polos de la trama a la cual la protagonista se enfrentará internamente. Pero hay que resaltar un gran acierto de la novela: la perspectiva no se detiene en ella. Si bien la protagonista es una sola y moverá los eventos, la crítica social se construye en base a lo que padecen otros personajes, tanto secundarios como complementarios. Este último aspecto es muy interesante si se tiene en cuenta que quienes solo aparecen en una historia una única vez y nada más no suelen impactar sobre la misma, y aquí no, importan y develan en toda su caracterización la deshumanización en las ciudades vivientes, como ocurre con una estudiante cuando revela tener sus propios sueños profesionales o con los padres de una pequeña vecina que es llevada por agentes del gobierno.
Ahora bien, se puede distinguir el mensaje que el libro desea transmitir frente a las implicancias objetivas de lo que propone. Como se nota, hay dos sociedades, llamémosla de las ciudades vivientes y los alados, esta última favorecida como positiva para la obra. En la primera todos satisfacen sus necesidades materiales y prima la homogeneidad en todos los aspectos de la vida, de modo que nadie puede destacar sobre el otro. En el segundo, todos los habitantes trabajan para lograr el bien común y la dimensión emocional no es suprimida, sino que se vive, se experimenta.
¿No son similares a las dos doctrinas que, a veces, son confundidas? Al ser un libro de ciencia ficción que no se ambienta en una época reconocible de nuestro mundo, se pueden extrapolar los regímenes políticos sin depender necesariamente de las implicancias y polémicas históricas. Es así que, desde una perspectiva teórica, la sociedad de las ciudades vivientes es comunista: el Estado o grupo de poder rige la vida de sus ciudadanos, quienes, aunque trabajan, lo hacen con el fin de ser útil a su comunidad y no para enriquecerse. Por su parte, la sociedad de los alados es socialista en tanto que no se manifiesta la existencia de un gobierno que rija la administración pública, sino que la fuerza de trabajo recae en todos ellos.
Recalco: de manera explícita, la autora no pretende crear un panfleto político a favor del socialismo y en contra del comunismo, pero ¿recuerdas cuando mencioné en párrafos anteriores que yacían subtextos más allá de lo evidente? Por ende, nos encontramos frente a un texto político, pero no partidarista.
El único detalle que realmente no me agrada de la trama es el desperdicio al reciclaje de personas, que mantiene cierto misterio hasta el capítulo donde explican en qué consiste. Cabe anotar que ese recurso es utilizado en la ciencia ficción posterior producida en español, como en El ekeko y los deseos imposibles (2019) y el primer número de la revista Crononautas (2020).
Primera edición
En las novelas donde los sentimientos se hallan reprimidos, los personajes pueden ser planos o insulsos a menos que revelen destellos emocionales mediante grietas o momentos de reacción involuntaria. Por esta razón, la personalidad de los secundarios también resulta relevante para el discurso del libro, aparte, por supuesto, del de la protagonista.
Un nictálope es un animal que ve mejor de noche que de día.
En total se compone de 19 capítulos. No es una novela muy extensa, al igual que la extensión de esas partes, de modo que no se siente que haya capítulos de relleno, pues incluso aquellos que no inciden directamente sobre la protagonista sí construyen el mundo en el que se halla.
Sobre el estilo de escritura no hay mucho que destacar, pero tampoco que criticar como flaqueza alguna. Llano, sin un lenguaje rebuscado, con descripciones necesarias que pintan mejor el modo de vida de estos ciudadanos encerrados, detalle que sí le da vida al escenario de la trama. Por contraparte, además de algunos diálogos y algunas líneas, no hay momentos álgidos donde la narrativa brille por un manejo asombroso de figuras literarias. En ese sentido, las pretensiones no se encuentran en este apartado, sino en el de la trama, especialmente en los temas abordados.
En conclusión, La ciudad de los nictálopes puede analizarse desde una perspectiva política porque es una novela explícita e implícitamente política: muestra la distopía de una sociedad donde no existe la individualidad ni la consciencia sobre las emociones, pero encubre una contraposición de dos regímenes similares al de nuestro mundo, el del comunismo y el socialismo. Y, aunque haya una tendencia clara hacia el segundo, los conflictos personales de los personajes no convierten a la obra en un texto panfletario, como mencionaba, sino en uno reflexivo y rico en matices psicológicos y más aún en los sociales. ¿Más allá de las posiciones políticas de nosotros, como lectores, y del contexto en el que vivamos, no resulta en una novela realmente interesante?
Detalles técnicos:
Género: Ciencia ficción
Editorial: Autopublicado
Año original de publicación: 2003
Año de la presente edición: 2013
Nº de páginas: 58 (pero 128 en la edición original)