Mis 10 películas favoritas de terror

Soy un miedoso. Ese hecho provoca que mi acercamiento al horror sea con cuidado, a pleno día o, al menos, con las luces prendidas. Sin embargo, también por ello me encanta este tipo de historias donde elementos sobrenaturales, realistas o de cualquier otra índole amenazan la normalidad de los personajes y del propio lector y espectador. Una mezcla de atracción y repulsión en la literatura, los videojuegos, los cómics y, por supuesto, el cine.

Aunque en aquel campo del séptimo arte no consumí, creo, tanto material como en las letras, sí he visionado largometrajes de todo tipo, como El exorcista, Saw, El conjuro, Voraz, Eso (ambas versiones), Holocausto caníbal, entre otros más. Asimismo, hay muchos más que aún no veo y, por ende, podrían influir en mis gustos posteriormente: El hombre de mimbre, La profecía, It follows, La luz en el cerro, etc. 

Por eso, remarco «preferidos», no los mejores, lo que implicaría elaborar otra lista, reemplazar algunos de los siguientes títulos y ser más técnico, objetivo de ser posible. Cada uno me gustó por cuestiones distintas e impactó mi manera de observar al miedo; en resumen, que me divirtieron aterrándome o dándome ese «dulce» envuelto en un paquete rojo sangre abandonado en un pueblo fantasma… 

Y ahora sí, desde la menos preferida a la que más amo se encuentran: 

10. Babadook: dirigido por la cineasta australiana Jennifer Kent y estrenado en 2014, fue, si mal no recuerdo, la primera cinta que vi perteneciente al género «serio» del terror, como se suelen denominar a aquellas con simbolismos y pretensiones más allá del entretenimiento. Dejado eso de lado, verlo fue como quedarme a analizar de manera detallada un cuadro para entender el nivel más superficial y, luego, los subtextos gracias a sus dos protagonistas para nada típicos en lo que ya había visto hasta ese momento. ¿Por qué? Porque la tensión proviene no solo de un agente externo, como lo es el ser llamado como la película, personaje de un libro infantil en la trama, sino por los propios problemas psicológicos de la madre soltera y el pequeño hijo (qué cansino eras, Samuel). Tal vez no la tengo en más estima que las demás del grupo porque la incomodidad transmitida por los dos no solo apela al miedo, sino al estrés, combinación más que desagradable como para volver a ella una y otra vez. Eso sí, gana a otros que dejé cerca de mi podio personal (perdón Saw, Área 51 y Pesadilla en Elm Street) y le tengo mucho respeto como una gran obra de horror contemporáneo. 

9. La invitación: algunas tal vez la cataloguen como de suspenso, pero para mí es de miedo puro, aquella sensación sutil con elevados momentos de terror psicológico. Su directora es Karyn Kusama y fue estrenada en 2015. La premisa sugiere de por sí el mal rollo: con su novia actual, un hombre asiste a la cena de su exesposa, con quien tuvo un hijo en el pasado… el cual falleció. El juego de las apariencias hace gala de protagonismo en la historia mientras como espectadores sabemos que tarde o temprano algo ocurrirá, y no será nada agradable. Es ese suspenso inicial lo que me mantuvo atento a todo el desarrollo como pocas películas. Inclusive el propio clímax no recuerdo que decayera mucho, pues un hogar tan pulcro y bien arreglado contrastaba tanto con lo ocurrido posteriormente, y ese choque me fascinó. El final no me agrada tanto por romper la atmósfera de todo lo demás, aunque el plano panorámico de ese giro de tuerca, en esencia, me gustó. 

8. La matanza de Texas: el subgénero slasher es de mis preferidos aquí. Puedo sufrir con cada muerte y voltear o taparme los ojos ante algunos asesinatos, pero el juego del gato y del ratón tiene un atractivo especial para mis gustos en la ficción. No obstante, realmente son pocos los ejemplos que atesoro y este clásico de Tobe Hooper, del año 1974, es uno de ellos. La trama ya es muy conocida por muchos adeptos y curiosos del horror, la de un grupo de jóvenes que viajan en la carretera de Texas sin saber que serán víctimas de una familia de caníbales. Por mi parte, dos elementos conforman la razón por la cual está entre los diez. Primero, (no recuerdo si lo leí o escuché y en dónde) la capacidad del director para crear miedo durante el día, detalle no tan típico para este tipo de historias ambientadas en la noche. Segundo, la actuación final de Marilyn Burns como Sally en su huida de Leatherface, sobre todo cuando observa desde la camioneta al asesino cada vez más lejano con una reacción peculiar, mezcla entre carcajadas y llantos; en definitiva, de locura. Aún tengo esa imagen grabada en mi mente. 

7. La noche de los muertos vivientes: este puesto no es solo por la obra de Romero, sino por más material audiovisual Z, sean El amanecer de los muertos vivientes, The walking dead y algunos más. Recuerdo que vi la versión de 1968 a blanco y negro en una cabina de internet, durante un día con pocas personas en el lugar. Y si las historias apocalípticas son mis favoritas, la creciente atmósfera de fin del mundo ofrecida por la película hizo que fuera un flechazo inmediato a mis ojos y mi mente. No es exageración. A día de hoy me siguen encantando las historias zombis y en gran medida es gracias a esta creación de George. Decir más sería añadir adjetivos melosos y tampoco es mi intención, teniendo en cuenta que algunos filmes me gustan un poco más que este. Pero ¿saben qué? Me da igual. Yo les banco a estos muertos lentos. 

6. Alien abduction: película de terror no tan conocida del 2014, dirigida por Matty Beckerman. Pertenece al formato found footage, mi mayor debilidad en el horror y del cual vi no pocas cintas. No sabía si colocar este o Secuestro de la familia McPherson, simple pero muy efectiva y creíble en buena medida. Mas a pesar de reflejar de manera más notoria su condición ficticia, también es cierto que me dio más miedo gracias a la atmósfera creada en la grabación con cámara en mano de la familia Morris, cuyos miembros observan durante un viaje de campamento luces cercanas a ellos. No es secreto que pertenecen a extraterrestres, pero esa revelación no solo no tarda, sino que genera una persecución con tensión constante durante gran parte de la grabación. En cuanto a ciencia ficción de terror, este filme no tiene pierde.  

5. Midsommar: el folk horror es uno de mis mayores pendientes en este mundo. Creo, por mientras, que inicié mediante la puerta grande con la presente película de Ari Aster, estrenada en 2019. Sé que hay opiniones dispares sobre su calidad. Algunas afirman que es aburrida; otros, que es «alto» horror (situación un tanto similar a la de Babadook). Lo que tengo en claro es que no es una historia para todo el mundo como lo demuestra tal división de valoraciones, pero si La masacre de Texas creaba terror a plena luz del sol de manera parcial, aquí ocurre en su totalidad. La premisa de un culto rural donde personas ajenas se verán inmiscuidas hasta que sucedan eventos truculentos fue lo que más me llamó la atención. Además, el uso de la cámara no es inocente; me incomodaba en el buen sentido de la palabra, parecía sicodélico. Lo único que no me agrada es su tratamiento a los personajes secundarios, pero me declaro fan de este horror de sol, flores y sangre. 

4. Cloverfield/Avenida Cloverfield 10: si bien para mí la segunda es técnicamente mejor que la primera, no puedo decidirme por una; ambas me encantaron cuando las vi en pantalla. La franquicia de Cloverfield, creada por J. J. Abrams, no es la más original de la ciencia ficción, pero sabe utilizar ciertos tópicos de manera acertada, y para mí eso me basta para disfrutarla. Ya apunté arriba mi predilección por el found footage, por lo cual tenía que ver la primera entrega. Ese metraje encontrado acerca de la destrucción de Manhattan no solo me divirtió, sino que me pareció atrevida para su propio formato, uno que apela usualmente a espacios cerrados o limitados en recursos, sin explosiones y monstruos gigantes aterrando a toda una población. La segunda entrega me ofreció otras sensaciones y no exagero al afirmar que logró asustarme, hacerme sudar por esa atmósfera tan incómoda vivida por dos de los protagonistas ante el dueño del búnker en el que se hallan encerrados/refugiados. Lo perturbador se siente en la atmósfera, siempre está ahí, aunque sea dormido y, por ello, durante gran parte no decae. Que no sea found footage no me desagradó, pues más allá de las conexiones sutiles con la primera parte, tiene identidad propia y no es un mero estiramiento del chicle. 

3. Historia de lo oculto: me rompió la cabeza. Dirigida por Cristian Jesús Ponce y estrenado en 2020, esta película argentina es de esas joyas que podrían ver quienes están cansados de los mismos tópicos en el terror o quienes prefieren tramas de corte político; ya verán cómo la cinta los lleva a su propio camino. Son los años 80 y el programa 60 minutos antes de la medianoche transmitirá su última edición en vivo. Para ello, pretenderán revelar las conexiones entre el gobierno y una secta ocultista con el tiempo en contra, pero todo se empieza a distorsionar. La imagen en blanco y negro ayuda a mejorar la ambientación de la época y a crear el ambiente de terror, aunque son esas pistas y toques de In the mouth of madness por lo que, al finalizarlo, quedará estupefacto. Lo vi una tarde en Netflix. 

2. Creep: no estoy seguro de si podré transmitirles lo que siento por esta película. El encanto del found footage es permitir al espectador inmiscuirse en la historia como si fuera un personaje más gracias a esa grabación en primera persona. Ahora, ¿qué pasa si ese otro sujeto captado por la cámara no nos transmite buenas sensaciones? Aaron parte hacia una casa en las montañas para trabajar como camarógrafo y captar los últimos días de vida de Josef, su contratista, pues sufre de una enfermedad terminal. Entonces, poco a poco su relación se vuelve más cercana gracias a la inquietante y excéntrica personalidad del tipo. El director es Patrick Brice, quien interpreta a Aaron, y fue estrenado en 2014. Él y Josef son suficientes para sostener toda la película, en buena parte gracias a la excelente actuación de Mark Duplass, mi actor favorito en el cine del terror. Rayos, es que por momentos no parece una ficción, sino el documental sobre un extraño que vive alejado de la ciudad. También hay Creep 2 y sigue siendo muy buena, solo que esta primera entrega me parece un tanto superior por el factor sorpresa. También están en Netflix.

1. Halloween: es muy probable que la viera en Youtube, ya durante inicios de mi adolescencia; y luego en alguna web; y después en otra; acaso una vez más… hasta hace un día atrás, que la volví a revisitar en tiempos de Netflix (en verdad no pretendo hacerle publicidad, pero así fue). Mi obra favorita de Carpenter es la película que más veces he disfrutado no solo en este tipo de cine, sino de todos los géneros. Durante mi último visionado reforcé mi idea de que la razón por la cual es mi favorita yace en su simpleza, ambigua y casera simpleza. Michael Myers es mi asesino ficticio favorito debido a ese hieratismo y aura de misterio alrededor de su accionar, de su propia existencia como si fuera la representación del mal y el vacío en la figura de un depredador sobrehumano e, irónicamente, en esencia, humano por su propio origen, según la primera versión de 1978. Si Duplass es mi actor favorito, Jamie Lee Curtis es mi actriz favorita en el mundo del horror, una final girl o chica superviviente clásica en los slasher con la capacidad de poder defenderse a sí misma, mas sin abandonar su propia vulnerabilidad como humana y contraparte de la frialdad de Michael. Y la música de la franquicia con ese tintinear y la calabaza de fondo es mi preferida de todas las películas que he visto, incluyendo a las anteriores; me acompañó tantas veces años atrás y lo hace aún hoy, ahora, cuando escribo estas líneas. ¡Claro! Es que fue tanto su impacto que, inclusive, escribí el borrador de una novela slasher sobre el asesino de una empresa alejada de la urbe. Podría añadir más: el papel de un actorazo como Donald Pleasence, el final original y la desazón ante el peligro todavía persistente, la cotidianeidad representada en Haddonfield, etc. Prefiero mejor detenerme y dejar, tal vez, la posibilidad de una futura entrada para la versión original y las demás entregas de la franquicia. 

Pdt: recién recuerdo la canción de Freddy y las niñas saltando la soga, contando hasta diez. ¿No suspiró una sombra detrás de la puerta, querido lector?

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