Cuando se habla de fantasía épica es común que surjan a la mente las mitologías europeas de sus distintas regiones, como la céltica o la inglesa. Sin embargo, si tomamos el concepto y lo trasladamos hacia otros panteones el resultado puede ser muy interesante. Ese es el caso de la presente revista.
Quinta Raza apareció en 2018 con el fin de ampliar la producción de este tipo de literatura mediante la cosmología americana: incaica, azteca, etc. Su director es Paulo César Ramírez y su equipo editorial se compone de J.R. del Río, Guillermo Moreno y Araceli Rodríguez. El contenido pretende abarcar las distintas variantes que a su modo tiene la fantasía medieval. Como se menciona en el prefacio, la publicación “pretende ser un espacio donde diversos géneros de la fantasía medieval se encuentren” con el amplio repertorio de las tradiciones ya mencionadas: “hay espacio aquí para la Chambara, la Wuxia, el Shenmo, El Soul & Sword, Macuahuitl & Nahuatl, El Péplum o Espada & Sandalia, Aventuras ambientadas en el mundo oriente próximos, que evoquen ese sabor de las Mil y una noches, entre otras más”.
Es así que en este primer número nos podemos encontrar con dos artículos sobre el tema y varios cuentos. Uno de los artículos escrito por J.R. del Río aborda un acercamiento personal a La Saga de los Confines, de Liliana Bodoc, un caso creo que excepcional en el panorama de la literatura latinoamericana. Por su parte, Slaymen Bonilla nos ofrece una explicación discursiva sobre la tradición precolombina o anterior a la llegada de los españoles dentro del contexto social actual, y el valor que tiene para merecer una revalorización dentro de la labor escritural.
La sección de ficción se compone de 11 relatos. Como es costumbre en otras revistas, los autores son variados así como sus historias y calidad. Y si bien algunas historias solo son cumplidoras mientras otras destacan sobre el resto, no encontré alguno que sea realmente de mala calidad. De hecho la experiencia de lectura se me hace cómoda por el formato y estilo artístico de las páginas, con marcos que emulan las cañas (creo) y portadas con una imagen adaptada a cada texto. Así que aunque hallan algunas historias tan solo simples, se hacen disfrutables por la ambientación. Solo encuentro un pero: los errores en la corrección editorial. No son demasiados, pero algunos líneas de texto fueron descuidadas sea en ortografía o puntuación.
Y ahora sí, como todos tienen su “chispa” o cuota de curiosidad, vayamos a verlos.
- “La Boyuna”, de J.R. del Río: el cazador de dieciséis años, Katu, se encuentra navegando en el río en busca de alimento para su hogar, pues la caza en la región escasea y su padre ―o sustento para el hogar― falleció. Durante su trabajo sufre el ataque de un yacaré, del cual logra huir a duras penas hasta llegar a tierra y encontrarse con una misteriosa joven. ¿Quién o qué será?
- “Atoc, el chasqui”, de Lycoris Radiatta: la hija del inca Intwaki, Killay, rechaza constantemente a sus pretendientes por diversas razones, e inclusive a la deidad Supay cuando éste adopta forma humana. Encolerizado, le roba el rostro amenazando que si en unos días no logra concretar un matrimonio, se la llevaría. El único remedio para recuperar su faz es consiguiendo unos ojos especiales de puma y colocándolos en la puerta del día y de la noche. Sin embargo, el tiempo les apremia.
- “El Alacrán”, de Paulo Ramírez Villaseñor: un grupo de hombres sapo embosca a otro grupo de guerreros variopintos, derrotándolos a casi todos a excepción de Péeka´an Toop. De estatura mediana y hábil en lucha, recibe el reto que decidirá si será libre o esclavo como sus compañeros: tumbar al suelo a un guerrero alto como Cab Rakán.
- “Muere en tus términos”, de Guillermo J. Moreno: una historia un poco confusa a simple leída, pero que toma forma entre las voces distintas de unos guerreros en plena lucha contra el brujo ki’ik kaan Kimen, enemigo principal de Coto, el guerrero wiínik ma´ax.
- “Nahuallatoli”, de Sergio Ramírez: Ixtli y Ehécatl se encuentran buscando coatliquetzales para darles caza, unas serpientes especiales. Sin embargo, un accidente colocará a Ixtli en un dilema moral sobre su futuro como guerrero.
- “El canto de Killari”, de Ernesto F. Montemayor: la guerrera Killari sufre constantemente sueños trágicos en donde su hermano y su padre mueren junto a sus conocidos atacados por enemigos ocultos entre los árboles. Cuando en la realidad decida acompañar a sus familiares en una misión, sus visiones empezarán a cumplirse a menos que tome acción.
- “Inya Wichapi”, de N. Inmunspá (seudónimo de Paulo Ramírez Villaseñor): Dine Hanin, un hombre lince, huye de la tribu de los hombres-mustango hasta llegar a la tierra de la Gente Animal, un territorio temido hasta por los salvajes más feroces. Ya dentro, deberá mostrar sus habilidades como guerrero si no desea sufrir el castigo de quienes moran, vigilantes.
Y las mejores historias son:
- “Hombros heridos”, de César Raziel: Acoytlehuac es un trampero cuyo mentor Huitznahual le presenta a Nacxitl, un hombre-sabio, un famoso hombre con habilidades diversas (como hablar en varios idiomas) que le contrata para acompañarle en su viaje hacia el país Chuu´l oot´ Máako´ob. Durante el camino se enfrentarán a algunos peligros, como los hombres rana, y reunirán a dos acompañantes más rumbo a la nación de los pantanos. No solo tiene una escritura fluida, sino que capta muy bien la ambientación para darle vida suficiente, de modo que se sienta real a la vez que no opaque las acciones de los personajes. Además, cuando la trama quiere ser grotesca lo logra sin rodeos.
- “Chak Muuch”, de Jesús Montalvo: Chak Muuch es un guerrero que vive aislado de la civilización azteca en Chichen Itzá, aunque valora el pueblo. Un día es llamado por el sacerdote supremo, el Ahaucan, para pedirle que investigue el porqué de la aparición de ciertos hombres-planta o madera que intentan llegar a la ciudad. Es así que sale hacia el bosque dispuesto a enfrentarse a las criaturas, y a quienes los crean. La historia sigue una estructura similar a la del antihéroe renegado de la sociedad, pero lo aplica muy bien con un protagonista creíble, con voz propia, en medio de su lucha en la naturaleza y, a su vez, contra engendros de ella.
- “La criatura en la montaña”, de H.A. Camacho: a mi parecer, el mejor cuento. Luu N´aat es un joven trabajador al servicio de Champa, un viejo aprovechador que lo utiliza como un peón en su bar. Un día, una mujer llega pidiendo ayuda a cualquiera de los hombres presentes para poder enfrentarse al monstruo que acecha su pueblo, pero nadie acepta para su indignación. Es así como las vidas de ella y Luu se unirán cuando se descubra el poder del chico: ser un Señor de fuego. Entonces, la trama transitará un recorrido narrativo que bien podría haber sido el del héroe de la fantasía épica clásica que busca aniquilar a la bestia, si no fuera por los rumbos retorcidos durante la segunda mitad del relato. La historia más consistente del primer número. Contar más de la trama sería malograrles la experiencia.
- “La misión de Guóchimea”, de Marco A. Rocha: Guóchimea es la mezcla entre humano o yoéme y espíritu, rechazado por ambas especies aunque pueda deambular entre ellos. Cuando llega al pueblo de los yoémes, es atacado por una de ellos pues se sospecha de que pueda intentar asesinar a Napowisáin, hijo del capitán mayor. Sin embargo, desea conseguir su sanación y para ello se ofrece a conseguir la saliva de Sakkaom, el monstruo del desierto de Gila. Si bien su prosa se encuentra cuidada, gana mayor fuerza gracias al protagonista retomando la tradición de los parias o personajes “huérfanos” de grupo comunitario.
Dicho todo lo anterior, estas historias te pueden gustar inclusive si no sueles leer literatura de corte maravillosa y heroica. Quien escribe es uno de ellos, y aun así disfrute de los textos pues no solo se componen de batallas, sino de desarrollos narrativos que recuerdan a los mitos orales contados de generación en generación sobre las criaturas mitológicas de América.
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Detalles técnicos:
Año de publicación: 2018
N° de páginas: 140