A primera vista, los lectores de México pueden disfrutar de la revista por el apartado visual, además de por las múltiples referencias a la cultura del país de El Chavo. Pero más allá de dicho aspecto nos encontramos frente a una primera edición muy bien diseñada y estructurada, especialmente por los artículos que contiene. ¿Cómo resumirlo entonces? Como una publicación que presenta desde México su lado fantástico especialmente en cuanto a literatura.
Fantastique nace en 2015, pero el presente número corresponde a los primeros meses de 2016 y, por ende, parece haberse publicado en ese año. Su directora es Mariana Kostina y, la editora, Blanca Jazmín Vega, con un amplio directorio de redacción, corrección, difusión, entre otros ámbitos que se plasmas en la parte visual. Y disculpen sí sigo remarcando el punto, pero cuando vean las páginas podrán ver que tanto los márgenes como los colores se encuentran bien equilibrados. El único problema sería la letra pequeña, pero al ser digital la página puede ampliarse a gusto del lector.
Sin embargo, el trabajo visual sirve para remarcar dos grandes secciones de la revista: artículos y entrevistas, por un lado, y los cuentos, por otro. En perspectiva, los primeros constituyen los textos más interesantes por la variedad de temas que exploran lo fantástico mexicano desde diferentes aristas, de lo clásico a lo contemporáneo, de la música a la literatura pasando por el dibujo. Por ejemplo, varios apartados nos muestran a escritores mexicanos tan importantes como Juan Rulfo, Salvador Elizondo y Amparo Dávila quienes, a su manera, inventaron mundos similares al nuestro irrumpidos por una perturbación de carácter fantástico, imposible de explicar. Tal vez sus asiduos lectores no encuentren alguna idea nueva, pero los autores de los dossiers demuestran un buen manejo de la redacción y un interés genuino acerca de quienes están escribiendo. Además, sirve para tener una perspectiva general de este tipo de literatura en literatos por momentos tan disímiles.
La ciencia ficción también levanta la mano y aparece en otros textos sobre el pulp y la primera novela mexicana del género escrita por Eduardo Urzaiz, titulada Eugenia. En lo primero se explora de manera general la producción e impacto de tal tipo de literatura con personajes como Kaliman o Santo, el enmascarado de plata, mientras que el libro de Urzaiz resulta ser de importancia histórica según nos dice el redactor. Trata de una sociedad utópica/distópica futurista en donde la guerra ya no existe y el gobierno administra la reproducción humana. ¿Cómo? Con los reproductores oficiales, hombres autorizados a dar a luz. No digan que la premisa no resulta por lo menos interesante, y si desean saber más les recomiendo ir a por este artículo.
Además, tenemos más temas variados de actualidad como la escritura de Jesús Montalvo, el arte fotográfico de Luis Hernández y la música de Nostra Morte, un grupo musical de estilo gótico al cual empecé a escuchar por esta revista. Recomiendo “Perséfone”.
Por último (antes de pasar a los relatos), solo discrepo con algunas ideas sobre lo fantástico y su diferenciación con géneros similares, mas no idénticos, como lo maravilloso. Ello a partir del artículo sobre Amparo Dávila que planteaba subdivisiones dentro de lo fantástico de la escritora, interesante sí, pero no muy consistente en relación con otras teorías posteriores a las de Todorov, como las de Rosalba Campra o David Roas, en especial esta última que revela los criterios sobre el cual se basa la definición y caracterización de aquello que llama “fantástico”. En todo caso, remito a un artículo previo en el blog sobre el tema.
Y ahora sí, señores, vamos a los cuentos. Mencioné antes que el primer apartado de no ficción es el mejor puesto que el contenido es interesante, se halla bien redactado y la parte gráfica no deja prácticamente nada que desear. Sin embargo, la sección de las historias es más sobria y minimalista en tanto que solo aparecen los títulos con sus respectivos textos. Sencillo, pero funcional, y como lector no me incomodó. El problema viene con varias de las ficciones.
En total tenemos 19 cuentos en su mayoría breves que se enmarcan sobre todo en lo fantástico, y en menor medida en la ciencia ficción, lo maravilloso y lo realista. Todos ellos son de autores distintos y sería muy engorroso mencionar estilo por estilo cuáles son los puntos altos y flojos. Sin embargo, sí hay algunas constantes. Por ejemplo, en algunos casos la escritura no se encuentra del todo pulida y se puede notar el uso innecesario de algunos conectores, de expresiones poco creíbles o figuras retóricas de uso común o relativamente común. Es el caso de “5 de mayo”, en donde la famosa batalla entre México y Francia de fines del siglo XIX se ambienta en el steampunk, pero con diálogos arquetípicos que bordean con un patriotismo incoherente con algunas escenas de acción bélica.
Por otra parte, algunas tramas son más repetitivas y predecibles que otras por usar recursos narrativos ya harto conocidos, inclusive dentro de este primer número. Tal caso se da en “El último día”, “Horror de muerte” y “La noche de la muerte” que abordan de manera similar el tema de la vida después de la muerte. Y en algunos otros ejemplos las tramas son demasiado simples, como “Inclemente”, “Un candil en la noche” y “Hurto”, que presentan un conflicto muy diluido o poco impactante, debido a una falta de trabajo en la densidad o concentración de efectos narrativos y de historia con pocas líneas (porque tienen pocas páginas de duración), oraciones o párrafos que le den originalidad al relato. Y no es que todos estos textos y otros más sean pésimos, no en su totalidad. Son disfrutables y algunos nos pueden recordar a otras historias que ya hayamos leído sobre el tema de los fantasmas, por ejemplo. Sin embargo, no sobresalen más que algunos otros.
Y son esos otros, los mejores cuentos, los que mencionaré a continuación:
- «Horror de muerte», de Romi: una historia de terror. Durante un festival por el día de la muerte, en México, dos jóvenes se encuentran participando en un concurso de altares con el suyo. En medio del evento, dos compañeras que no suelen involucrarse también serán competidoras, pero a la vez significarán “algo” más para el protagonista. La historia es entretenida, pero el punto más destacable son las participaciones de los personajes de manera fluida sin guiones como si se reprodujera un audio de verdad.
- «La habitación de la abuela», de Blanca Vega Juárez: un chico tiene una relación conflictiva con su hermana Irene, quien le golpea y hostiga de manera constante. Todo cambiará cuando un día vayan a la casa de la abuela ya fallecida, quien siempre indicaba que no se ingresara a cierto cuarto. El texto dosifica muy bien el tono perverso de fondo con la narración, la cual nos desvela la situación actual del narrador-protagonista con su hermana.
- «La gabardina y el sombrero de Froylán», de Mariana Kostina: un hombre recuerda cómo de niño vivía feliz con su hermana, jugando juntos, hasta que un día un tipo desconocido con el nombre de Froylán apareció y se hospedó en su hogar bajo el permiso de los padres. Poco a poco su realidad se distorsionará y su hermana se alejará de él y solo prestará atención a Froylán. La mejor cualidad de la historia es la ambigüedad, que aquí intensifica la sensación extraña o fantástica según interpretemos al final. ¿Locura, fantasía?
- «La mariposa negra», de Mariaté Finkenthal: Edmundo Márquez y Siena tienen una relación tóxica en donde el primero es dominante y violento con una capa superficial de cariño. Sin embargo, él retiene a Siena debido a razones desconocidas para el lector mientras se nos desvela el mundo en el que viven, una zona pobre de comerciantes al paso en donde los crímenes se ocultan o disimulan si el criminal tiene poder y dinero. Un relato de corte realista que aborda la temática criminal, pero desde la subjetividad de sus personajes como el motor que empuja la narración hasta su final, con sus porqués y motivaciones del actuar tanto de la víctima como del victimario.
- «Perdidos», de Carolina Ruiz Vásquez: hace un año Alexander y Saúl se distanciaron y terminaron su amistad. Sin embargo, el primero sufrirá circunstancias extrañas a partir de su consumo en una cafetería, tanto por una moza que parece no existir, una clase que parece no ser la suya y, en suma, una realidad que parece pertenecerle a otro. Éste es uno de los mejores relatos por trabajar en pocas páginas una historia un poco compleja, pero entendible y a la vez interesante sobre la pérdida de la personalidad.
- «El árbol de las ánimas», de Martha Hernández Martínez: una pareja se encuentra preocupada por su hijo Gregorio, ya que suele meterse en problemas. El conflicto alcanzará su máxima cuota cuando el pequeño se pierda en los bosques y encuentre un destino terrorífico. La trama es corta y condensada, lo que aumenta el nivel de impacto a modo que avanzamos párrafo por párrafo para leer una historia tal vez predecible, sí y por su extensión, pero con un buen manejo de la escritura y la breve configuración de los personajes.
- «Valiendo madre», de Domingo Valtierra Robles: ambientado en un futuro en donde se pelea contra criaturas sobrenaturales, pero con una historia que bien puede ser tomada por realista. Un par de sicarios manejan en la carretera conversando sobre sus misiones y planeando lo que harán el futuro, hasta que sus planes cambien por una llamada de un alto rango. La trama aquí sí es una de las más simples y no destaca más que otros, pero sí la coloco aquí es porque tiene a los mejores personajes de todos los cuentos puesto que sus diálogos son muy vívidos y diferenciados entre sí.
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Detalles técnicos:
Año de publicación: 2016
N° de páginas: 105