Mi encuentro con esta revista fue casual: estaba leyendo Cosmocápsula #1 en Isuu cuando vi la portada del tercer número de Blaster. Por curiosidad exploré un poco el magazine y, créanme, no esperé encontrarme con una publicación que transmitiera de verdad esa experiencia lectora en estos formatos.
Blaster es una revista española dirigida por Adrián Trujillo, Joel Gallego y Luis Domínguez surgida en 2019. A la fecha cuenta con tres números editados, cada uno sin una temática particular, pero sin que tal detalle sea un inconveniente. Desde su propio subtítulo y editorial se deja en claro su afiliación a la fantasía y la ciencia ficción, sin mayores ataduras o compromisos. Heterogeneidad en contenido e ilustraciones.
Porque uno de sus mejores atributos en este primer número es la buena diagramación entre el texto y las imágenes, todas colocadas sin estorbar la lectura. Al contrario. Crea una mini-atmósfera para adentrarse en la temática de cada artículo. Los apartados se dividen en entrevista (ahora pude conocer un poco más a Víctor Conde), cine y televisión, reseñas de literatura, novela gráfica y cómic, ilustradores y su arte, promoción de eventos, videojuegos y un pequeño conjunto final de relatos. El único pero lo encontraría en el final, pues se genera un contraste un tanto gris entre las anteriores secciones ilustradas y la de cuentos sin imagen alguna. De todos modos, no caí en el aburrimiento entre un texto y otro: cine indio fantástico y bélico, un recuento del universo Marvel, una reseña de la Orfíada (de los últimos libros de Conde), Devilman, etc. Si quieres saber más, te invito a leer el índice y dejarte llevar por sus páginas.
En cambio, me permitiré comentarles un poco sobre sus ficciones. Tenemos aquí cuatro cuentos tanto de ciencia ficción como uno al estilo mágico medieval, alguno mejor que otro, pero sin ejemplos terribles. Los tres de ciencia ficción se ambienta en el espacio y tienen un fin crítico definido con tonos particulares, sean sarcásticos o trágicos.
- “Esterilizadores”, de Víctor Conde: a lo largo del espacio una tripulación viaja a planetas con vida potencialmente peligrosa para el ser humano… en una futura evolución social o biológica. Su labor consiste en eliminar todo ecosistema y así prevenir el peligro. Sin embargo, la vida dentro de la nave no será nada sencilla y las consecuencias para la psiquis de sus ocupantes pondrán a prueba su capacidad comunicativa, libido y sentido de la organización. La gran prueba para los personajes aparece hacia el final, así que no lo mencionaré. Sin embargo, y aunque el texto parezca lento, vale la pena la espera pues el camino narrativo revela esa vida espacial en encierro como antesala de una visita inesperada. El mejor de los cuatro.
- “Ávalon zace”, de Adrián Trujillo: en un reino ambientado en el medioevo, un príncipe recibe la orden del parte del rey para viajar hacia una tierra sumida en conflictos bélicos con el fin de solucionar la situación. Sin embargo, el joven detesta la responsabilidad de ser un futuro rey, sobre todo cuando llegue al lugar y observe las consecuencias sangrientas de la guerra. La trama es sencilla, pero tiene personajes bien delineados y creibles.
- “Nuevos tiempos, viejas costumbres”, de Cristian Blackbeard: a finales del siglo XXI, la Tierra ha caído en desgracia y la humanidad ha podido sobrevivir en el espacio gracias a un “neofeudalismo” en manos de algunas empresas y abandonando el planeta. Tiempo después, Amelia, la capitana de un navío espacial, debe recuperar cierta mercancía importante. Si bien el final es muy revelador, el camino es un tanto soso pues se nos explica el funcionamiento de esa sociedad futurista sin una finalidad importante para la trama.
- “Semilla”, de David Dunkel: a finales del siglo XXI (nuevamente somos el siglo de la gran antesala) un grupo de personas son recibidas en la gran nave de David Diamond, un filántropo multimillonario responsable de la creación de esta “utopía”. El joven Allen sería otro más de sus habitantes, si no fuera por ciertas características que demuestran su personalidad de manera muy individual, vívida, como el color rojizo de su cabello y sus gestos. Como es de esperar, la diferencia le traerá algunos problemas para su socialización cotidiana. La premisa es muy interesante, pero la trama decae un poco tras caer en patrones predecibles de distopías/ utopías, como el sujeto distinto vs. el resto. Otro pequeño problema es la obviedad de la crítica a comparación de, por ejemplo, el cuento de Víctor Conde; sugerir más que mostrar.
Por esos apuntes casi quisquillosos en los cuentos no crean, nuevamente, que son pésimos. De hecho, los menciono porque todos tienen cierto potencial creativo —cuyo cénit o mejor logro se halla en “Esterilizadores”— y pueden ser mejor de lo que fueron. Pero, eh, caen bien para leerlos en un momento de tranquilidad, especialmente si te encuentras en tiempos de cuarentena…
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Detalles técnicos:
Año de publicación: 2019 (julio)
Nº de páginas: 78