05 Nov
Zombis ancashinos o La procesión de los caídos

Hace más de un año atrás publiqué una entrada sobre la literatura peruana zombi. Salvo por Supervivientes, de Poldark Mego, no había reseñado otro de esos contemporáneos Z. Es por ello que ya toca volver al tema de manera más detenida, esta vez con un libro cuya lectura me produjo opiniones encontradas. 

«Universo crónica» es el nombre de la pequeña saga de Ezequiel Calderón, conformada por el presente libro y su precuela Crónica zero: Redención. Con tintes de thriller político y secretista, adapta las historias apocalípticas de muertos vivientes en el pueblo ficticio de Carhuawincha, aunque su autor nació en San Jacinto, Áncash. Reconozco que no sé si dicho lugar se basa en un lugar real de la región peruana, pero por sus características podemos asemejarla a las pequeñas comunidades alejadas de grandes urbes, con sus propios servicios básicos como escuela, parroquia, posta, entre otros, con un túnel como entrada/salida. En una producción cada vez más extensa de narrativa zombi nacional, este libro no deja de ser interesante por ser de los pocos en aparecer fuera del circuito editorial limeño, capitalino, concretamente en 2016, y tener su propia edición virtual a un dólar. 

Ezequiel Calderón

Trama 

Empecemos por conocer mejor su historia. En una continuación de la Guerra Fría no mencionada, mas sí implícita, Rusia se encuentra elaborando un arma biológica. Para ello, debe ser probada en algún lugar donde no haya consecuencias globales ni represalias contra sus altos mandos. Así, un día tres turistas rusos llegan a Carhuawincha acompañados de un exsoldado peruano en una aparente misión diplomática y de investigación científica, sin que los doctores del lugar ni los pobladores sepan de sus verdaderas intenciones. 

Por un lado, el planteamiento se perfila como una historia más de disputas entre potencias mundiales y experimentaciones con humanos con consecuencias Z, pero, por el otro, tiene un matiz novedoso por desarrollarse en pueblo rural y no en alguna ciudad, ni siquiera Lima. En otras palabras, pinta como una historia entretenida y, a la vez, un tanto original. Y, pues, no consigue del todo su cometido. 

El principal problema es la falta de aprovechamiento de su propio potencial. Los primeros capítulos sí que consiguen entretener y, con algunos altibajos, mantiene el interés y la tensión porque sabemos como lectores que tarde o temprano ocurrirá la catástrofe. Sin embargo, es en ese punto álgido cuando la historia obtiene sí un poco de terror y gore, pero sacrifica su trama para convertirla en una historia más de supervivencia. Las características ofrecidas por la urbe para este tipo de desarrollo son harto conocidos y, en cambio, el de este caso no, un área rural sin el problema de la sobrepoblación donde huir y mantenerse vivo no debería de ser tan complicado; al menos, no a la misma usanza de lo citadino. Sin embargo, nos vemos forzados a creer que las personas solo pueden escapar por el túnel sin la posibilidad de escalar por los cerros en situaciones de vida o muerte. En pocas palabras: la ambientación pudo ser mejor utilizada. 

También, la cosmovisión de los lugareños tiene su propia construcción. En algunos capítulos se introducen las leyendas sobre Qawimbra, ruinas donde supuestamente vivió el demonio Wruqo, causante del temor sobre el renacimiento de los muertos. Resulta muy interesante su inserción y hubiera elevado aún más la originalidad del libro de no haberse quedado cual ornamento, sin un uso real en la trama; solo sirve para algunos diálogos y listo. 

En cuanto a lo positivo, siempre ocurre un suceso que ayuda a avanzar o comprender la trama. A excepción de los dos anteriores defectos, los capítulos logran ser generalmente dinámicos, sobre todo cerca al punto crítico de la historia durante una fiesta para despedir a los extranjeros. 

El trasfondo político también se halla bien trabajado, sobre todo en el inicio. Bajo las apariencias formales entre representantes de Estados Unidos y Rusia, existe una disputa por el control sobre los descubrimientos del segundo para obtener ventaja militar. Un recurso un tanto visto, pero creíble y enriquecido por la participación de Perú en esa ecuación, país que al fin y al cabo resulta más una víctima en medio de ese fuego cruzado para la trama.

Precuela

Personajes 

Sin que todos tengan mucha profundidad psicológica, no resultan planos. Sus decisiones, conversaciones y actitudes responden a caracteres diferenciados. 

  • Ernesto Trebejo: militar en retiro, es llamado nuevamente a la acción por su antiguo coronel mediante su amigo Ricardo, quien desiste de participar de la misión. Es así que él acompaña a los tres rusos a Carhuawincha con la misión de recolectar información sobre la flora y fauna del lugar y utilizarlo para mejorar la producción de su país y, por ende, el comercio. O eso es lo que afirma el coronel. A pesar de algunos indicios de sospechas, Ernesto participa de la misión pensando en que la colaboración Perú-Rusia será beneficioso para su país; demuestra sus intenciones altruistas pese a desenvolverse en un entorno peligroso como su milicia.
  • Joaquín Mendoza: el médico principal de Carhuawincha. Tanto como Ernesto, es un sujeto patriota con un alto grado de generosidad, pues ama su trabajo por el bien de los demás. Tal actitud no obedece solo a su filantropía, sino a su manera de estar en paz consigo mismo tras haber perdido a su esposa en un accidente de tránsito mientras él manejaba ebrio. Por ello me parece que es de los dos mejores personajes en la novela.
  • Carolina Salcedo: practicante de medicina, realiza su serum en Carhuawincha ayudando a Joaquín. Ambos se sienten atraídos, aunque ella mantiene una actitud desenfadada y juguetona y no cae en un romanticismo exagerado. Son sus celos los momentos donde revela sus sentimientos a pesar de negarlos frente a Joaquín. No destaca tanto como otros personajes.
  • Irina: miembro de la comitiva rusa que viaja a Perú con intenciones peligrosas. Es una de los dos mejores personajes a mi parecer, pues tiene desarrollo. En el pasado, fue una estupenda estudiante dotada, tanto que fue captada por el gobierno de su país para participar en la misión de experimentación biológica. No obstante, los eventos desarrollados en el pueblo peruano la confrontan con sus propios valores tanto después del clímax como antes durante esas discusiones mantenidas con otro de sus compañeros. Añora a su pareja Bogdasha, perseguido en Rusia por motivo del proyecto en el que ella se encuentra.
  • Nikolái: otro de los rusos. Tiene un aspecto rudo, pero resulta ser amable con los demás y cae muy bien. De los tres, es el más serio y neutral para cumplir la misión encomendada.
  • Sergei: también parte del grupo ruso. Carolina es atraída por él provocando celos en Joaquín, pero esa pequeña subtrama no lleva a ninguna parte. Lo más importante de este personaje es su conflicto constante con Irina y su pensamiento un tanto maníaco y retorcido que esconde con gestos alegres.

Forma 

La escritura no se encuentra del todo pulida. Insisto en que los primeros capítulos y cerca de la mitad me parecen los mejores momentos del libro, no solo por lo que se cuenta, sino por cómo se cuenta, sin tantos vicios estilísticos como el patetismo o las reiteraciones. Sin embargo, una flaqueza en ciertos pasajes son los incisos en los diálogos cuando se mencionan quiénes dicen tal o cuál línea a pesar de quedar sobreentendido por el contexto. Esa reiteración resulta cansina. Un ejemplo: 

Un galante Nikolái aparece, detrás de nosotros, para calmar la situación.

—¿No me digas que sabes bailar? —indaga Carolina.

—Por supuesto, los rusos somos grandes bailadores. No dejes que falsos testimonios te digan lo contrario —le responde Nikolái sin dejar de sonreír.

—Entonces, bailemos, amigo. Demuéstrame en la práctica lo bien que sabes menear esas caderas —responde una risueña Carolina.

—¡Sergei, pásame el vodka! Quiero invitarle un poco a la doctora. Ella tiene que probar el auténtico licor ruso —el gigante grita para que su compatriota le escuche.

—Muchas gracias, pero no bebo —responde Carolina—, mejor apúrate y sígueme el ritmo. 

En cambio, un detalle acertado es el uso del quechua para nombrar a los capítulos, en total 27 capítulos más un prólogo (ch´usaq) y un epílogo. Parece mínimo, mas le da mayor personalidad al libro. También incluye algunos pasajes al inicio de cada episodio donde hablan algunos personajes, y algunas veces se asemejan a esas canciones melancólicas y orales de la serranía. 

Esta primera entrega contiene buenas ideas para desarrollar una ciencia ficción autónoma, curiosa por lo menos y grande si se trabajara aún más. Son de esas novelas entretenidas para pasar un rato de lectura cuyos defectos revelan, no obstante, que tenía potencial. Son los primeros pasos de un escritor con mucho por aprender, y que seguramente pueda lograrlo. 

Detalles técnicos:

Género: Ciencia ficción

Editorial: Ornitorrinco

Año de publicación: 2017

Nº de páginas (edición física): 267

Nº de páginas (edición virtual): 194 

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