Tengo una debilidad personal con las historias sobre zombis pues me gustan esas historias apocalípticas de muertos vivientes y gente sobreviviendo en la ciudad o en donde sea. Sin embargo, al presente libro no le tenía mucha fe pues Jamie McGuire es autora de Maravilloso desastre, libro y primera parte de su saga juvenil sobre el típico chico malo y la chica que se deja subyugar. Pero al comprarlo no recordaba esa conexión y, como lo conseguí de oferta, me lo llevé.
Para mi sorpresa, resultó mejor de lo esperado. Red Hill se desarrolla al inicio del apocalipsis zombi en Estados Unidos. Una madre divorciada, un grupo de jóvenes y un padre con problemas de pareja intentarán sobrevivir en medio de una ciudad caótica por los muertos y el pavor de los sobrevivientes, a la par que de un modo u otro intentarán llegar al rancho homónimo del título, un lugar surtido de comida y teóricamente ideal para resguardarse. ¿Qué tan bien o mal desarrolla su historia, sus personajes y su estilo de escritura?
La novela tiene una premisa genérica. Se publicó en 2013, pero para la fecha ya existían libros Z similares también de escritores estadounidenses como Paria Z (Bob Fingerman), La ira de los ángeles (Alden Bell) y Zombie Island (David Wellington), por no mencionar al medio audiovisual. En ese sentido no innova dentro de lo ya leído en el subgénero zombi y, si eres exigente en este punto, te decepcionará. Sin embargo, sus méritos radican en otros detalles.
Ya mencioné las tres perspectivas, pero en sí son lo más valioso. Scarlet es una madre divorciada de su esposo, quien vive con sus dos hijas. Al inicio de la trama, sus dos hijas se dirigen a ver a su padre por algunos días mientras ella sigue trabajando en el hospital. La situación empezará a tornarse peligrosa cuando llegue una paciente con mordida y en estado terminal, tras la cual llegarán muchos heridos más.
Por su parte, Nathan tiene problemas con su esposa. Su relación es fría y la mujer le culpa de sus problemas, especialmente por el cuidado de la hija, mientras él regresa al hogar luego del trabajo. Cuando el apocalipsis inicia, oye las noticias y decide recoger a su hija del colegio para estar resguardados; sin embargo, al llegar a casa su esposa los habrá abandonado. Así, ambos escaparán de la ciudad camino hacia algún nuevo lugar seguro. Y las hermanas Miranda y Ashley, junto a sus respectivos enamorados Bryce y Cooper, viajan en su auto particular hacia la granja Red Hill, propiedad del padre de las chicas.
Los encuentros convenientes están presentes, pero no como un elemento negativo. Al conocer a los protagonistas ya suponemos su reunión en algún momento de la historia. Así pues, el trabajo de la novela no consiste en la creación de dicha reunión, sino en los modos y momentos. Y aunque parezcan un tanto forzados, esas escenas tienen contextos creíbles. En el caso de Scarlet, su ruta consiste en dirigirse hacia la casa de su exesposo para proteger a sus niñas y luego ir hacia el rancho; es un camino con un solo desvío. En el caso de Nathan y su pequeña, su meta es el hogar del cuñado, aunque llegan a ocurrir ciertos problemas que lo obligan a replantearse su idea de refugio seguro; es un camino más incierto. Y en el caso del grupo de Miranda, hijas del dueño de Red Hill, solo piensan en llegar hasta allí; es un camino directo.
Otro punto son las muertes. No diré quiénes mueren, claro, pero el libro es predecible en tanto los personajes tienen “seguro de vida” al menos hasta su reunión. Es casi imposible, por ejemplo, que la subtrama de Scarlet termine con su muerte antes de encontrarse con Nathan o Miranda, y de modo similar con Nathan e hija frente al resto. De los personajes secundarios o complementarios no hay tanta seguridad, pero realmente durante los primeros capítulos se lleva muy bien este aspecto. De hecho, tienen las mejores escenas de todo el libro. Por ejemplo, al inicio, cuando Scarlet recibe a una paciente, surge la decisión incomodísima de comunicarle a la chica enferma que le quedan pocos días de vida y tan solo por la mordida. O también la escena del grupo de Miranda, cuando al llegar a la entrada de un pueblo se encuentran con supuestos soldados, quienes en un arrebato de miedo y cólera disparan hacia los primeros autos asesinando a grandes y niños. Es por todo ello que la novela sabe atrapar al lector porque tienen escenas bien construidas con el caos y dolor necesarios de un apocalipsis zombi. En cambio, la segunda mitad, aproximadamente, decae en ritmo hacia uno pausado, pero con tragedias un tanto insulsas. Si lo leen, notarán muertes poco impresionantes o perfectamente evitables.
Salvo por algunos momentos incoherentes, aquí todos los protagonistas se sienten reales, con actitudes definidas y diferenciadas entre sí. Pero como son varios y viven distintas vidas, voy a separarlos según empiezan en la novela.
Primer bloque:
Segundo bloque:
Tercer bloque:
Así como otros libros zombis con escenas gore y de acción, la narración es, generalmente, fluida. No todas las escenas están repletas de disparos, huidas y desmembramiento, pero sí aparecen casi siempre cuando son necesarias. En ese sentido, el nivel de violencia y sangre está controlado. Además, los diálogos se sienten creíbles de acuerdo a la personalidad de cada personaje, por lo cual las escenas pausadas de interrelación no dejan de ser disfrutables.
Sin embargo, su principal defecto son los cambios de momentos dentro de una escena. Por ejemplo, puede suceder una conversación y, de pronto, transitar hacia un peligro próximo, pero sin que se sienta ese giro. Puede ser responsabilidad del traductor, pero no deja de ser un pequeño problema.
Al fin y al cabo, Red Hill es una novela de entretenimiento por todas las características ya indicadas. No innova en las historias zombi ni se arriesga con experimentaciones formales de escritura, pero sí resulta presentar una historia entretenida cual película Z. Eso sí, es posible que las muertes de la segunda mitad no terminen de convencerte…
Detalles técnicos:
Género: Ciencia ficción
Editorial: Umbriel
Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 348