27 Sep
RESEÑA: Más verde de lo que creéis, de Ward Moore

Ni la vegetación ni las gentes de este libro son enteramente ficticios. Pero, lector, ninguna persona retratada aquí es usted. Con una sola excepción. Usted, señor, señorita o señora —sea cual sea su país o su situación— es Albert Weener. Tanto como yo soy Albert Weener.

Ward Moore

Es más común tener en cuenta a Isaac Asimov, Bradbury, Clarke y algunos otros nombres más cuando se habla de ciencia ficción clásica. Sin embargo, también están esos otros autores que por alguna razón fueron olvidados tras décadas posteriores a sus años de publicación. Ward Moore es uno de ellos.

Escritor también estadounidense, produjo durante la denominada Edad de Oro del género. Su relación con este mundo literario se efectuó cuando empezó a crear de manera regular para la revista The Magazine of Fantasy and Science Fiction en los 50´s. Y si bien es más conocido Lo que el tiempo se llevó, en esta ocasión les presento el que a estas alturas es una obra de culto dentro de la ficción apocalíptica: Greener than you think o traducido al español (de España) como en el título. ¿Qué tal un fin del mundo producido por el crecimiento incontrolable de una planta?

Ward Moore

Trama

Francis, una investigadora científica, crea el Metamorfoseador, una suerte de fertilizante capaz de incrementar el crecimiento de los vegetales. El vendedor Albert Weener acude a su oficina con el fin de obtener el trabajo y ofrecer el producto, y a pesar de los fines filantrópicos de Francis conseguirá una cliente. Sin embargo, las consecuencias no tardarán cuando el jardín de la afectada crezca de manera desmesurada hasta invadir todo el hogar. El “Cynodon dactylon” o “planta del diablo” pronto será un peligro mayor y ningún medio físico o químico podrá detener su avance hacia el resto de los Estados Unidos y de América.

La trama se desarrolla de manera lineal. El avance de la planta se ve apoyado a nivel estructural justamente por esa linealidad, como si en ambos sentidos el lector pudiera sentir el final inevitable de la civilización humana, pues mientras el tiempo corre la gramínea también. Ahora bien, la novela no es tan breve. A través de los capítulos se nos muestra el impacto en las personas de diversos lugares dentro del país inicial y, luego, en el mundo. Es por esto que la prensa tiene un papel importante desde el inicio cuando aparece el periodista Gootes buscando informantes. Weener, al ser uno de los causantes, consigue trabajo en el periódico de Gootes y ambos se movilizan hacia las zonas afectadas. La historia se toma con calma el crecimiento de la bola de nieve.

Otro punto interesante con el presente apocalipsis es su tonalidad. Las novelas sobre el fin del mundo adoptaron y adoptan elementos usualmente asociados a la destrucción a la muerte, como las invasiones alienígenas (La guerra del fin del mundo), las pandemias o virus (Guerra mundial Z), los desastres naturales, etc. Sin embargo, Moore fue aquí un genio para utilizar un elemento tan inofensivo como los vegetales y darle un giro de tuerca. Y es que todo empieza con un jardín y termina…

El punto negativo deviene, irónicamente, con tal desarrollo. El apocalipsis es bien construido y resulta verosímil, pero en realidad no ocurre demasiados sucesos importantes para los personajes. Weener sí que sufre cambios, aunque por lo que le ocurre alrededor más que por sus propios méritos en los primeros capítulos, pero el camino del resto es casi olvidable. La crítica temática es plural y rica: la manipulación de los medios de comunicación (titulares), los estereotipos sobre la mujer, la avaricia por sobre el sentido humanitario, entre otros. Pero en cuanto a tensión dramática es muy pobre.

Primera edición de 1947

Personajes

A ver, como mencionaba sus personajes no destacan demasiado. Casi todos son arquetipos de algún vicio o aspecto humano utilizados en la trama para representar el egoísmo, el miedo o las supersticiones. Sin embargo, en sí no es un aspecto negativo teniendo en cuenta la estética de la novela, la cual plantea una premisa de alcance global y utiliza como excusa a sus sujetos para hilvanar los capítulos. Cada uno cumple un rol en la elaboración de la crítica social, y algunos tienen una personalidad muy marcada y destacable, pero serán iguales de principio a fin.

  • Albert Weener: el protagonista. Es un vendedor y como tal tiene un razonamiento pragmático, productivo, expresado en su choque de intereses con Francis sobre la venta del Metamorfoseador a jardineros en lugar de agricultores. Sus gustos literarios se componen de una retórica y adjetivación recargada y patética (muy emocional), los que presenta en sus escritos al ser contratado por Le ffacase en el diario Intelligencer. Durante toda la novela mantiene una actitud cínica, aunque no lo reconozca. Inclusive sus acciones, que responden a intereses y egoísmos personales, son justificadas por él como racionales y humanitarias (generación de empleo, etc). En ese sentido resulta ser el antagonista del mundo por ser uno de los causantes del apocalipsis, y aun tras la aniquilación de Estados Unidos pretende aprovecharse de la hierba para ganar dinero. La ironía de la historia consiste en el crecimiento también desmesurado del dinero de Weener en el ámbito de los negocios a partir, asimismo, de otra casualidad, como si suerte lo convirtiera en un parásito para la sociedad.
  • Josephine Spencer Francis: creadora del Metamorfoseador y el personaje más interesante del libro. Al inicio se nos presenta como una persona que desea ayudar a solucionar los problemas de la humanidad en cuanto a la escasez de alimentos, pero sus ambiciones se arraigan en sus reflexiones sobre la estructura social. Definiéndose como una investigadora científica, no como científica en sí, defiende la búsqueda del conocimiento por el conocimiento y critica el servilismo de la ciencia frente a poderes políticos y económicos, como considera que sucede en el siglo XX. Toda su construcción sirve de excusa al resto de personajes para convertirla en una suerte de rareza, pues no solo se opone al discurso burgués, sino implícitamente al rol de la mujer como sujeto delicado, cual dama, pues su actitud es confrontacional y su estatura física es elevada. Cuando Albert se refiere a ella, casi siempre resalta su condición “peculiar” pues “a pesar de ser mujer” es cómo es en cuerpo y personalidad, una afrenta a la visión que él y otros más tienen en la historia sobre las féminas. Y el libro se encarga de satirizar tal perspectiva de manera casi sutil. A pesar de todo, no asume por completo su irresponsabilidad frente a su creación.
  • Jacson Gootes: el periodista del Intelligencer. Cuando la planta todavía no crece más allá del jardín de la primera víctima, la señora Dinkman, aparece en escena para conseguir mayor información y realizar una nota para el diario. Es así como conoce a Albert y, aunque no pretende pagarle por datos, accede cuando el problema se agrava y su jefe se convence de contratarlo; la planta gigantesca es un buen titular. Representa una mezcla curiosa entre el oportunismo y las apariencias sociales con el afán investigador, combinación que lo motivan a sobornar a Weener para conocer el nombre del científico (creía que era hombre) del Metamorfoseador.
  • William Rufus Le ffacase: ¿puede existir un personaje más malhablado y desmoralizador como este señor? Es el dueño del Intelligencer y el arquetipo del típico jefe gruñón y prepotente, quien observa por encima del hombro a sus trabajadores, una herencia del siglo XIX y la representación artística de la Revolución Industrial y la condición del proletariado. En este caso nos trasladamos a un contexto de clase media de la prensa escrita—algunos bordeando la pobreza— al cual Weener accede por casualidad. Rufus lo mantiene por su responsabilidad para el inicio de la catástrofe, pero no duda en insultarlo de manera constante y de despreciar sus escritos. Todos los artículos aparecidos con el nombre del protagonista son escritos en realidad por Gootes, a quien Albert ayuda a investigar para las notas periodísticas. La actitud de este personaje no se debe únicamente a la avaricia del dinero, sino a un orgullo motivado por la edad y su descreimiento frente a las capacidades de las personas.  

Forma

El narrador es el propio Weener y, por ende, nos encontramos ante su perspectiva en todo momento. Su personalidad le otorga una dimensión cómica a la novela gracias al contraste entre la tragedia acaecida a su alrededor y su testarudez como sujeto práctico. Es gracias a su protagonista que el texto es peculiar, pues no solo ofrece un apocalipsis de causas en apariencia inofensivas, sino un enfoque tragicómico constante. Si bien la planta avanza cada vez más en el mundo, no se cae en el tono fatalista común en libros apocalípticos.

En total se compone de 6 partes con 78 capítulos y se puede afirmar que tiene un antes y un después vital en su historia. El caos en los Estados Unidos compone la primera fase caótica antes de cualquier apocalipsis mundial, pero tras el uso de cierta “arma” contra la planta surge una segunda fase, una en la cual Weener asciende social y económicamente. No obstante, tras todo el desarrollo subyace la idea de metaliteratura. El protagonista recrea lo vivido a partir del manuscrito escrito tras todos los sucesos y ese final… remarca la tragicomedia en una de las mejores escenas.

Hace poco tiempo conozco a Ward Moore. Un día, cuando realizaron una feria de libro de segunda mano en mi universidad, buscaba por doquier libros de la editorial Orbis hasta que hallé unos cuantos; vi el título, la portada, asocié ciencia ficción con plantas y me lo llevé. Definitivamente valió la pena. Más verde de lo que creeis tiene estilo no solo por el tono de su apocalipsis, sino por un tratamiento de la historia sarcástico, un poco absurdo por momentos, pero a la vez profundo en su descreimiento de la humanidad por su violencia, testarudez y codicia. Y, convénzanse, mezclar ambos estilos no es tan sencillo, y en tal sentido Moore anticipaba ese giro ético y literario de la entonces futura Nueva Ola. Menor asombro, mayor reflexión.    

Detalles técnicos:

Género: Ciencia ficción

Año de publicación original: 1947

Año de publicación: 1985

Editorial: Orbis

Nº de páginas: 221


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