La presente novela es la primera parte de una de las sagas españolas sobre zombis más conocidas, llamada del mismo modo. Dentro de nuestro siglo, conforma ese conglomerado de novelas Z que se han publicado en el país del Quijote, como Apocalipsis Z (Manel Loureiro), Diario de un zombi (Sergi Llauger), Caminarán sobre la tierra (Miguel Aguerralde), entre otros. Muchos de esos títulos vieron la luz gracias a la editorial Dolmen, incluyendo al de Sisí.
Los caminantes cuenta en la actualidad con 5 libros, aparte de una futura sexta entrega: Los caminantes, Necrópolis, Hades Nébula, Aeternum y Tempus Fugit. Apareció por primera vez en 2009 con la historia de Juan, Susana, el padre Isidro y compañía en una España arrasada por los zombis y el caos social. En esta ocasión reseñaré la primera novela sin spoilers, pues la saga en sí merecería su propio artículo. Vayamos, pues, al inicio de todo.
De un día para otro, surge en el mundo la pandemia que reanima a los muertos. En Málaga, ciudad fundamental de esta primera parte, el pánico se extiende de manera veloz gracias a los cadáveres de morgues o productos de accidentes, como el ahogamiento. Las calles y carreteras se congestionan, el tren sufre un choque terrible y los supervivientes deciden abandonar la metrópolis. Por su parte, las fuerzas policiales también son derrotadas. Este es el panorama al cual se enfrentan los personajes del libro, algunos refugiados en edificios abandonados, mientras otros permanecen en la ciudad deportiva de Carranque.
Pero el principal atractivo sin duda se halla en el antagonista principal, el padre Isidro. El apocalipsis también aflora las creencias religiosas, y este personaje se encuentra convencido de hallarse en los días del juicio final dictado por Dios. Así, escondido en su capilla, un día decide abrir las puertas y ser juzgado por los zombis, a los que considera como jueces designados por la deidad… y no es atacado. Su inmunidad lo motiva a creer en ser otro elegido, por lo cual busca a todo superviviente para enviarles a los muertos y no permitir que escapen al dichoso juicio. El accionar de Isidro mueve realmente la trama y le da personalidad a la novela. Si no estuviera, podría ser otra novela Z genérica: el resto es pura historia de supervivencia en una ciudad invadida.
Y este último punto es importante. La novela es relativamente predecible porque tras la aparición de Carranque ya el lector puede suponer que los personajes terminarán llegando ahí, aunque haya alguna muerte de por medio… (no, no spoiler). Y luego de los planes de Isidro (en la mitad del libro), el clímax ya se “huele” como a un enfrentamiento inevitable entre protagonistas y antagonista. ¿Es este un fallo terrible? No exactamente. Si uno coge su ejemplar y no tiene expectativa alguna, en realidad resultará siendo una lectura entretenida con buenos momentos tensos entre humanos y zombis, además de no existir ningún relleno o escena innecesaria, al menos según lo recuerdo.
Por lo anterior, ya se puede afirmar la preponderancia de Isidro frente al resto. Hay algún personaje importante para el trasfondo de la saga, como Juan, pero el padre es realmente la estrella y quien resalta más por su personalidad. En cualquier caso, veamos a los más recurrentes.
Los que se encuentran inicialmente en Carranque:
Los que se encuentran dispersos en el resto de Málaga:
En uno de los edificios de la Plaza de la Merced se halla el grupo conformado por Roberto, Isabel, Arturo, Mary, David y John. De entre ellos, los que más destacan son:
Y ahora, el villano:
Es otro de esos aspectos positivos que vuelven ligero al libro para un rato de distracción. Carlos Sisí sabe narrar los sucesos con agilidad, pero sin caer en la insipidez de una velocidad excesiva. Hay momentos de pausa —recuerdos, sensaciones y reflexiones— balanceados con la tensión e intrepidez de escenarios apocalípticos Z. Inclusive, en más de una ocasión se crean verdaderos momentos de horror, un detalle faltante en otros libros Z que se precian de ser literatura de terror.
Otro punto a destacar es su verosimilitud. No es el foco central, pero el narrador dedica algunos párrafos para narrarnos en resumen cómo Málaga cayó en gran caos. Gracias a las descripciones y las anécdotas podemos recrear en nuestra mente un contexto vívido, inevitable ante los personajes y sus penurias.
En pocos días, las unidades de salvamento y las Fuerzas de Seguridad habían sido efectivamente reducidas a una presencia testimonial inoperante, y la situación empeoró. Surgió un nuevo y fabuloso enemigo, germinado por una sociedad deshumanizada e instruida en el egoísmo y el materialismo desbordado: el pillaje. Sin nadie que velara por la seguridad ciudadana, las calles se volvieron peligrosas. Los asesinatos proliferaron rápidamente, y eso causaba nuevos e inesperados focos de infección. Cuando empezaron los apagones, las noches se poblaron de disparos, gritos y vehículos que circulaban a alta velocidad provocando graves accidentes. De vez en cuando se declaraban incendios, que muchas veces ardían sin que nadie hiciese gran cosa por acotarlos.
Finalicemos, que ya se oyen los gruñidos. Los caminantes es muy recomendable para los seguidores del subgénero zombi como yo. Con una trama clara, una estructura argumental ya definida y sin muchas subtramas innecesarias convierten al libro en una lectura de entretenimiento bien creada. Lamento sí que sus personajes femeninos sean similares en su mayoría, casi siempre dependiendo de otros para defenderse. Lo mismo ocurre con personajes secundarios masculinos, pero aquí hay mayor diversidad de personalidades. No es por cuota de género, pero lo anterior le quita mayor dinamismo en las interrelaciones interpersonales de los supervivientes. Listo, he finiquitado por ahora.
Detalles técnicos:
Género: Ciencia ficción
Editorial: Dolmen
Año original de publicación: 2009
Nº de páginas: 303 (en la edición de Dolmen)