19 Jun
RESEÑA: Bosque de aliens, de Marcelo Damonte

Los bosques, señores, suelen ser lugares que nos provocan dos sensaciones: paz o miedo. Depende del enfoque que le demos, o en que nos ofrezcan, los espacios arbóreos pueden contener aventuras trepidantes, escenas de reflexión a veces con toques místicos, y también criaturas filosas, espíritus trágicos y víctimas sin salvación. Pues cuando uno ve la portada de esta novela puede pensar que estamos frente a un libro de terror, idea reforzada por el título. Y es un error.

Bosque de aliens, del uruguayo Marcelo Damonte, es una novela fantástica. ¿A pesar de tener ovnis? La historia nos sitúa en el pueblo real de Tala, Uruguay, un lugar sencillo, sin interés y cuya población mayoritariamente crédula y sin mucha educación se sirve de chismes para entretenerse, aunque tales cotilleos provengan de sucesos nimios (esta es la perspectiva del libro). Pero la gris calma se rompe el día que un niño con cola aparece, escapando de la mano con un negrito o hijo menor de una de las pobladoras. Y ahí no acabaran las peculiaridades, pues un hombre secuestrará a una mujer y manejará su auto con una extraña criatura en su maletero, la madre del niño desaparecido fingirá estar triste y un objeto desconocido surcará los cielos, sin que casi nadie lo vea. Un espectáculo de fenómenos.

Trama

Como se podrá notar, en realidad el libro es un conjunto de tramas unidos por Tala, en total 5. Cada uno no se mantiene estático, sino que se entrelazan en algún punto para darle sentido y cohesión a tantos personajes y situaciones. Y así, tal y como aparecen en el inicio tenemos a:

- Los dos prófugos: Rabito, como se denomina al muchacho con cola, huye de la mano de un negrito. Son los primeros personajes en aparecer y su destino es incierto hasta el final de la novela, que justifica el porqué de su pequeña odisea a lo largo de los caminos y bosques.

- Hijastro y madrastra: ambos viven en un hogar, legado del antiguo dueño y padre o pareja según sea el caso. Su vida es tormentosa, y al comienzo la madrastra intenta disparar a Rabito por robarle un pedazo de comida, sin éxito alguno, y el hijastro se dedica a seguirle el rastro. Sin embargo, sin que nadie más lo sepa, la señora oculta un secreto muy desagradable en cierta parte del hogar.

- La búsqueda del negrito: tras la desaparición del niño, la madre y algunos vecinos más lo buscan bajo guía policial. La mayoría de los miembros de esta expedición buscan en realidad sus propios intereses, incluida la madre, y se dedican a fingir el cumplimiento de sus roles sociales. Los problemas para este grupo surgirán avanzada la historia, cuando el resto de negritos detecte ciertas señales y un peligro se acerque corriendo a toda velocidad.

- El secuestro en auto: una chica se encontraba en una gasolinera cuando se percató que de una maletera provenían sonidos extraños. Cuando fue a curiosear, el dueño la atrapó y de manera disimulada la obligó a subir mientras se acomodaba en su asiento y empezaba a manejar. En su camino se dedicará a matar perros salvajes, al parecer por una manía, pero también se revelará paulatinamente el secreto escondido en aquella parte del automóvil.

- La expedición de la combi: un grupo de sujetos disímiles llega por alguna razón a Tala y se detienen a descansar rodeados de la zona silvestre. No tendrían mayores problemas, salvo sus propias actitudes, si no fuera porque durante la cena unos hongos alucinógenos les otorgarán visiones sicodélicas, horribles y mortales.

La subtrama más importante es la primera, no solo por ser la que abre la novela, sino porque origina la dos siguientes y le da sentido al trasfondo fantástico de la novela. Al fin y al cabo, aunque el título nos hable de aliens, uno de los temas más importantes de la historia es la otrificación, ese proceso mediante el cual los sujetos ven a los demás como extraños y a veces hasta repugnantes o peligrosos. Y aunque este tópico sea abordado en varias obras más, aquí es vital. Es así que durante la lectura uno puede preguntarse si realmente aparecen extraterrestres o si los propios personajes lo son, simbólicamente. ¿O habrá explicación? Dejo la duda.

Marcelo Damonte

Personajes

Tenemos sujetos variopintos y numerosos; ninguno idealizado. Ya en la sección de trama puedes imaginar su cantidad y te mencioné algunos de sus roles. Por eso colocaré solo a quienes considero más relevantes de entre todas las subtramas. Es decir, dejaré a los que menos aportaron: los drogados de la combi.

- Rabito: el niño con cola. Vivía recluido fuera de Tala, pero no era muy bien tratado. Un día decidió escapar y llegó hasta el pueblo de la novela, pero en su camino se cruzó con Quiles, quien lo sostuvo de su mano y lo obligó a huir juntos. Aunque siente dolor y un poco de soledad, no genera pena por sí mismo, sino que intenta buscar un nuevo ambiente en donde poder vivir mejor.

- Quiles Biavatsky: el negrito “raptado”. Al igual que sus hermanos, parece tener un alto grado de percepción sobre la naturaleza y los seres vivos, de modo que detecta señales a grandes distancias. Aunque en un inicio no se explique muy bien la razón de su huida, se nos revelará las buenas intenciones del pequeño para con Rabito.

- Los negritos: los hijos de Magnolia. No hablan, no se ofenden, no les interesa demasiado su madre, aunque tampoco la merezca. Mas bien, tienen cierta capacidad de interpretar la naturaleza en sus mínimos aspectos para descubrir señales. Tal vez así lograron regresar en más de una ocasión a su hogar luego de ser abandonados.

- Magnolia Biavatsky: la madre de los negritos. Su esposo falleció años antes de la historia presente y por eso recibe una pensión estatal por cada uno de sus hijos. Aun así, no les tiene aprecio al punto de intentar perderlos por el bosque, pero solo con fracasos. Durante la búsqueda de Quiles finge preocupación para no tener problemas con sus vecinos, especialmente con la policía, y así no perder el dinero que recibe. Sin embargo, más de uno entiende su hipocresía.

- Ninia Beth: la bruja de Tala. Forma parte del séquito que acompaña a Magnolia para encontrar a Quiles, y lo hace porque busca mantener su prestigio frente al pueblo otorgando supuestas visiones del camino recorrido por los desaparecidos. Sabe que los rumores corren por los vecinos y es así que consigue dinero en base a las creencias del resto.

- Reina: la madrastra en el comienzo. En el pasado fue una prostituta particular de algunos sujetos con ciertas comodidades. Sin embargo, perdió su último cliente y en cambio ganó una casa en Tala y a un hijastro llamado Pascual. Ambos se odian. En la actualidad, se encuentra en una silla de ruedas y siempre mantiene consigo una escopeta para descargar su enojo contra cualquier persona, incluyendo su compañero de vivienda.

- Astracán Gatto: el comisario de Tala. Apodado “Cacán”, es un tipo incrédulo que reconoce la dinámica social del pueblo. Critica la ignorancia de sus habitantes y conoce las apariencias guardadas, en especial de Magnolia y Ninia durante la búsqueda de Quiles. La desaparición del negrito le lleva a dudar de la veracidad del caos, pues en este lugar no ocurren crímenes impactantes mas que algunas disputas entre personas.

- Rosa: la chica secuestrada. Al inicio de la novela parece ser solo una mujer indefensa con cierto grado de curiosidad, obligada a obedecer a su captor cuando la obliga a disparar canes en la carretera. No obstante, guarda un profundo odio hacia su acompañante y solo la mantiene firme su deseo de venganza y de supervivencia, sobre todo cuando ocurre cierto problema en el trayecto.

- Moria: el captor de Rosa. Aunque parece verse dominado por la demencia, en realidad es motivado por el miedo frente a un suceso fantástico que le acaeció antes de la historia. Conecta su propio miedo con la rabia hacia los perros, y al secuestrar a Rosa en realidad aumenta sus problemas. Luego se arrepiente de tal acto, ya que su viaje de huida de Tala no será para nada agradable.

Tala, Uruguay

Forma

Definitivamente, este es el punto fuerte del libro. Si bien en el primer párrafo empezamos imaginando al ovni en el cielo de Tala, la apertura es amplia, paisajística sensorial. Observen su comienzo:

Alto avizor en el cielo humedecido por el aliento y las cagatinas que aún caen, provenientes de las últimas bandadas de patos que cruzaron hace un rato el hemisferio hacia Merín, el sol cae a plomo sobre la siesta del lugar. El calor aplastante reverbera bajo los techos de la casa y se expande muellemente hasta el camino empozado y reseco, harto de grietas, que finaliza en el desguasadero. No muy lejos, un cartel herrumbrado que antaño nombrara un pueblo, mártir del tiempo y sus inclemencias, hoy lo torna ignoto. Una buena cantidad de topos grandes abusan de los ratones que se esconden entre el herraje sucio de los motores a hurgar y roer todo lo que se mueve y lo que no, a la sombra de los coches, en los intersticios metálicos y ferruginosos que supuran brea y líquidos añejos desde el abdomen africano de la chatarra. Allende el horizonte, sobre el monte pequeñito, en la distancia inverosímil que separa el desguasadero de la salvaje periferia que lo rodea por todas partes, un plato volador planea lentamente en el cielo descolorido. 

El estilo es recargado, barroco, y tal vez por ello no del gusto de todo lector. Damonte no solo narra los sucesos, sino que describe los ambientes y algunos aspectos físicos concretos de las personas para teñir los momentos de determinadas sensaciones, como el asco, la decadencia o el aburrimiento. Sin embargo, no recurre siempre a dicha estética, pues también incluye pasajes escuetos que resumen un gran significado en pocas palabras, a veces una. De hecho, el detallismo del párrafo que cité se atenúa parcialmente cuando la trama avanza.

Rosa desandaba con paso corto el sendero de la memoria y de la muerte.

Pretérito. (p. 74)

Por otra parte, los capítulos no son tan extensos, sino que se extienden entre 5 y 2 caras, generalmente. De esta manera, la lectura no se vuelve muy pesada a pesar de detalles y usos de palabras poco comunes en más de una ocasión. Eso sí, no en todos ellos hay el mismo grado de importancia para la historia, y así algunos extienden algunas subtramas (especialmente el del grupo en la combi) más de la cuenta.

En resumen, esta novela no es una clásica historia de terror con bosques nocturnos y criaturas acechando detrás de algún tronco. En realidad es una suerte de crítica social mediante lo fantástico, ya que devela la hipocresía y la violencia generada entre varios de sus personajes a base de sus miedos y prejuicios. Son mayores los aspectos positivos que los negativos, siendo su principal problema la falta de aprovechamiento de la subtrama con el grupo de la combi, que si bien cumple con cierta escena final, no tiene la misma carga “tramática” del resto de líneas argumentales. Aun con todo, considero que no muchos libros actuales cuidan tanto su escritura como la presente novela de Marcelo Damonte.  

Detalles técnicos:

Género: Fantasía

Editorial: DíazGrey

Año de publicación: 2014

N° de páginas: 200

 

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