29 Dec
RESEÑA: 12 historias macabras, de Gonzalo Castro de la Mata

La editorial Casatomada publicó en 2021 algunos títulos dentro de lo fantástico y la ciencia ficción. Unos fueron presentados durante el XII Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, motivo por el cual me obsequiaron el presente libro —desde aquí, nuevamente, gracias. Pero vamos al contenido. 

12 historias macabras fue escrito por Gonzalo Castro de la Mata y está ilustrado por Hugo Salazar Chuquimango. El arte de Hugo es uno de los detalles que más saltan a la vista, ya que desde la portada nos presenta el contenido del libro señalado en el título. Además, cada uno de los cuentos se encuentra acompañado por una imagen del artista que resume en una escena la trama, como un grupo de niños jugando con objetos peligrosos, un hombre atrapado por un extraterrestre o la mano que sale de un sarcófago. Porque ello es lo que propone también el escritor, una gama variada de historias donde el terror y lo grotesco trastocan las vidas de sus personajes, ya sea desde situaciones realistas, paranormales o cienciaficcioneras

Es así como uno de sus puntos fuertes es la versatilidad. No es un cuentario unificado por alguna temática, de modo que entre texto y texto se abordan distintos escenarios y tópicos; le resta organicidad, pero aporta al nivel de entretenimiento que ofrece. Otra fortaleza es la correspondencia entre la brevedad de páginas y la historia. El promedio de páginas por cuento es de tres, extensión breve traducida también en tramas simples en tanto no presentan múltiples conflictos o personajes. La estructura es básica y lineal —inicio, nudo y desenlace—, pero muy efectiva para procurar conseguir el efecto disruptivo, lo macabro prometido y acaecido generalmente en sus finales. 

No obstante, uno de sus defectos se halla en ese efecto buscado no tanto por las escenas, sino por el lenguaje. Por ejemplo, en un cuento el protagonista queda atrapado por el monstruo de turno, pero el narrador-personaje lo describe no con la fuerza suficiente de un hecho climático y terrorífico, sino con una llaneza sin sorpresa o tono terrorífico en sus palabras finales: «Era muy alto, con una cabeza enorme y ojos grandes y tristes. Acto seguido, el extraño ser emitió un ruido raro, una especie de ronroneo como el que emiten los gatos cuando están contentos». Esta situación se presenta en más de un caso.

Gonzalo Castro de la Mata. Fuente: Wikipedia

Entonces, ¿cómo son los doce? Ya les comenté algunas generalidades; ahora vayamos a las particularidades: 

  • «Una noche en el Atheneum»: un orgulloso ratón lee con tranquilidad en la biblioteca hasta que una joven se percata de su presencia y ocasiona un alboroto hasta el punto de que la vida del animalito peligra. Si bien no es un exactamente un cuento de terror, sí tiene un final un tragicómico, mezcla muy acertada para esta historia de esnobismo letrado.
  • «La cueva»: un grupo de niños acostumbra visitar a los murciélagos dentro su cueva y conviven con ellos al punto de identificar su estilo de vida, lenguaje y sociedad. Sin embargo, uno de ellos sufrirá las consecuencias siniestras detrás de una situación aparentemente inocente. Aunque es de los más «extensos» del conjunto, logra crear un paulatino suspenso puesto que sabemos que tarde o temprano sucederá algo malo. Además, aunque el final no es un giro de tuerca muy sorpresivo, tampoco era tan predecible (al menos para mí por ese doble giro).
  • «El juego de las escondidas»: una fiesta infantil cobrará un giro sangriento cuando, en pleno juego de las escondidas, el cumpleañero se oculte en el armario y se vista con el antiguo uniforme militar de su tatarabuelo. Es de los más breves y dinámicos, ya que el clímax llega sin demora y da pase a un final si bien predecible, sí potente por el cuadro final de la escena.
  • «El último Neanderthal»: dos especies de homos entran en conflicto y dejan como único superviviente a un Neanderthal, cuyo cuerpo es encontrado miles de años después por un científico para reconstruir sus últimos recuerdos mediante la última tecnología en ARN. La historia es interesante por el planteamiento y el encuentro entre dos épocas y contextos diferentes, pero el clímax y desenlace no aportan casi nada y solo alargan la subtrama inicial del hombre primitivo.
  • «La momia»: la afición de un señor por los objetos arqueológicos lo lleva a conseguir una peculiar momia, la cual rejuvenece con el paso del tiempo. La trama es simple y coherente, pero poco creativa y con un final previsible.
  • «Eternidad»: un cofrade proveniente de la época virreinal se halla solo y confinado en una biblioteca mientras reflexiona sobre la pérdida de su mundo en sus siglos de existencia, puesto que es inmortal. Mas que una línea narrativa, aquí importa más la psicología brevemente expuesta del protagonista, de modo que el desenlace no significa el final de la historia, sino el remate de su pesar y el tema central, el del sufrimiento por la eternidad.
  • «Punta Chame»: las investigaciones ornitológicas motivan a un sujeto a conseguir una casa de balneario, a donde acude con un amigo para vacacionar y cumplir sus labores. No obstante, durante uno de sus paseos una potente luz los observa desde arriba. Ya puedes suponer por dónde va la historia y tampoco el cuento busca giros o perspectivas novedosas. Cumple, pero sin más.
  • «Atavismos evolutivos»: el paseo nocturno de un perro se convierte en un enfrentamiento furioso contra un gato cuando este ignore sus gruñidos y camine cerca de él. Es uno de los relatos más ingeniosos y cómicos del libro por la ironía de su final y el juego de las apariencias.
  • «El sarcófago»: un exconocido de la KGB soviética consigue trabajo en un museo de reliquias egipcias. En uno de sus turnos observa cómo un turista chino intenta tomarse una selfie con una momia, motivo por el cual decide darle una lección encerrándolo en el sarcófago por unas horas… y no todo sale como lo planeó. Este es de los mejores del conjunto no solo porque plantea una situación sin una única resolución posible, sino por el añadido de un sutil humor negro.
  • «Lima-Madrid»: el vuelo entre las capitales de Perú y España se convierte en una experiencia extraña para un hombre acomodado en tanto el tiempo estimado de viaje se extiende más allá de los límites. Este es otro de los mejores cuentos tanto por la trama como por la atmósfera creada, enrarecida no solo por la situación, sino por la perspectiva atípica de los pasajeros y del propio personaje hacia el desenlace, también con un toque de humor negro.
  • «Muerte de un enófilo»: un enfermo terminal decide catar toda su colección de vinos antes de culminar sus seis meses de vida restantes, lo que lo llevará a convertirse en una personalidad famosa entre los aficionados a este licor. Si bien mencioné el uso del humor negro en otros relatos, este es el mejor ejemplo de su uso en la construcción del final.
  • «Plaza San Martín»: un alto funcionario de una concesionaria de autos se dispone a celebrar con sus compañeros el ingreso de su empresa de automóviles eléctricos al Perú. Cuando casi todos descienden por el ascensor principal, él y el embajador de los Estados Unidos se disponen a usar el elevador privado hasta que una reunión repentina aparece y, entre ellos, el fallecido expresidente Manuel Prado.  En contraste con otros textos, este se caracteriza más por la tragedia que por el humor aun sutil, y como tal funciona en cuanto a la imposibilidad del éxito.
Hugo Salazar Chuquimango. Fuente: El Comercio

Como se vio, el terror de los cuentos no es muy elevado y, por ende, es perfecto para quienes no están acostumbrados a leer este tipo de historias por su violencia o negatividad. Si bien no todos son tan buenos, tampoco hay alguno que no cumpla con la función de entretener. Y los que sobresalen consiguen ser pequeñas pastillas narrativas de ingenio y de un fantástico un tanto siniestro.

Detalles técnicos:

Género: Fantástico

Editorial: Casatomada

Año de publicación: 2021

Nº de páginas: 77

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