20 Nov
El regalo de las estrellas: la «venganza» de Daniel Salvo

Daniel Salvo es de mis escritores peruanos favoritos. Algunos años atrás, en 2018, leí por primera vez su conjunto de relatos El primer peruano en el espacio y me sorprendió porque recién empezaba a ser un lector asiduo de ciencia ficción y no me había topado con algo igual, unas historias que lo combinaban muy bien con elementos nacionales. Han transcurrido tres años y con algo más de bagaje, tanto de la producción local como extranjera, el presente libro me convence cada vez más de una suposición asumida en ese entonces: de la literatura de género del país, es uno de los más originales. 

El regalo de las estrellas es su segundo libro y contiene 12 cuentos fantásticos, de terror y ciencia ficción. A grandes rasgos, ambas obras de Salvo mantienen características comunes y dejan percibir la estética definida del autor. Es así que él continúa apropiándose de tópicos típicos de la cultura de masas, como de Estados Unidos, y lo reinterpreta en contextos peruanos de manera creíble, sin que esta traslación se sienta forzada gracias a un uso real de los mismos en las tramas y sus discursos. En otras palabras, no son meros adornos. 

El otro factor que es tanto un acierto como un error son los giros de tuerca insertados al final de los textos. Un acierto si lo pensamos desde lo lúdico, pues le brinda más emoción a los eventos de cada narración para dejar pensar al lector tras finalizar cada uno. Un error es, en cambio, si se observa el resultado del libro cuando a partir de cierto punto ya se sabe que algo nuevo ocurrirá en los desenlaces, e inclusive estos pueden ser un tanto predecibles a veces. De todos modos apelo a mi mala memoria y de este aspecto El primer peruano en el espacio adolecía más, mientras que este otro no tanto. 

Daniel Salvo. Créditos: Kattya Lázaro

Pero vamos al contenido. En general no hay ningún cuento que me haya desagradado, algo ya meritorio en tanto que los libros de relatos no siempre mantienen el mismo nivel de calidad en todos. Sin embargo, empezaré por contarles un poco de los menos convincentes por no hallarse a la altura de los demás, sin ser tan malos por sí mismos: 

  • «Dos tazas de café»: un alumno conversa con un profesor de Filosofía en la cafetería de la universidad sobre cierto experimento realizado en el CERN, o la Organización Europea para la Investigación Nuclear, el cual demostraría los viajes en el tiempo. Aunque las intenciones del joven van más allá de la simple curiosidad… De estos tres, es el mejor en tanto que contiene gran potencial para haber sido una gran historia sobre paradojas temporales, pero el formato de diálogo entre los dos no fue el más adecuado. Faltó un mejor desarrollo o tensión, hechos.
  • «La cripta»: una familia de clase alta se dispone a ir al cementerio para visitar a la abuela, mas el acto tradicional oculta un ritual mucho más siniestro. No hay mucho que acotar de la historia, a excepción de su atmósfera gótica y clásica con un giro final predecible. Aun así, es entretenido.
  • «Los motivos de Atahualpa»: es la representación de los últimos días de vida de Atahualpa desde su propia perspectiva, como el famoso encuentro de Cajamarca (o Caxamarca según sus palabras) entre españoles e indígenas. En ese sentido me parece el más flojo, pues casi no tiene mayor inventiva que aquella otra mirada donde los quipus equivalen al propio abecedario de los incas, con usos superficiales en la trama.
  • «Anélida»: durante las vacaciones de verano, un niño prefiere refugiarse en una playa solitaria lejos del círculo social de la clase media. Es ahí donde se encuentra con otra jovencita y termina enamorado de ella, pero su comportamiento resulta un tanto peculiar. Significa el abordaje del tema de las clases sociales y esa otrificación donde el de menos recursos puede ser visto como un monstruo o alguien al menos indeseado, tema ya muy abordado por más que es interesante; además, desde el título se puede adivinar la conclusión.

 De aquí en adelante no solo me parecen todos muy buenos, sino que personalmente los disfruté más allá de un intento de mirada analítica: 

  • «Jaar, jaar, jaar»: dos hermanos europeos, Stephen y Agatha, se mudan al ficticio pueblo andino de Mituyo por motivos de salud y tranquilidad, sobre todo para ella. Una vez allí intentan adaptarse al entorno, pero cuando el hermano va a comprar productos a una botica, el encargado, también extranjero, le revela la supuesta existencia real de jarjachas en la zona. Me parece no solo uno de los mejores contados, sino que plantea muy bien su estructura narrativa de inicio, nudo y desenlace con cambios de escenarios y tiempos; en otras palabras, resulta muy entretenido y consistente. De todas maneras, la vida rural no queda bien vista y se aborda su falta de desarrollo tecnológico. Un dato curioso es que fue traducido al inglés para la antología American monsters (2018), nominada para los Premios Hugo.
  • «El regalo de las estrellas»: la pareja Tomás y Olinda, quienes viven en una zona rural, observan la caída de una luz, de la que aparece un ser con el fin de entregarles como regalo la telepatía. Y pues sus problemas empezarán. Así como en «Jaar, jaar, jaar», los habitantes de zonas alejadas de la ciudad son representados como ignorantes, ignorancia utilizada como elemento para crear el conflicto entre ambos personajes. A algunos puede fastidiarles, pero desde su condición ficticia me parece una historia muy redonda y llamativa qué explora el cómo sería ese encuentro entre humanos y extraterrestres en poblaciones no típicas del género.
  • «Hijos del rayo y la centella»: mi favorito. El chasqui Wari Ayen transporta una misteriosa piedra brillante a Cuzco, pero en el camino es alcanzado por un rayo y, tras despertar, adquiere gran velocidad. ¿Les recuerda a alguien? Run, Barry, run. La contraparte aparecerá en el siglo XXI, en la figura de Barry Allen, más conocido como Flash. A ver, si bien es cierto que la deconstrucción del héroe es interesante y lo han hecho cómics como The boys, ese no es el punto más destacable de este cuento, sino el enfrentamiento de una versión más clásica y patriótica como la de Wari contra la de Barry, el velocista harto de sus compañeros y la pantomima de su justicia. Es una parodia, sí, pero con más niveles de lectura que la de la simple anécdota.  
  • «La carcocha»: Raúl Céspedes es puesto a cargo de un viejo ómnibus, pero empieza a percatarse de algunas piezas en apariencia inservibles, como si cumplieran funciones ajenas a su labor. Baste con eso para no revelar el secreto final, pero mientras otras historias sí apelan al inevitable giro que ya mencionaba, este permite más de una posibilidad para explicar el elemento contrafáctico (jo) durante su desarrollo y, así, no resulta tan obvio.
  • «La triste historia de la doctora Amelia»: en una sociedad donde el espacio es visto como una mina de oro para desarrollar empresas, Amelia logra mediar entre la humanidad y el primer contacto con extraterrestres y, por ende, permitir la introducción de avances en pos de las personas, como la medicina. Del conjunto, me parece el más completo en tanto que en pocas páginas establece un mundo propio a la vez que explora a la protagonista, cuyo desenlace resulta irónico, pero rico en crítica social.
  • «Listos o no, ahí voy»: el hijo de una familia mal vista en el vecindario es víctima de acoso por parte de otros congéneres, hasta que un día contra su voluntad juegan todos juntos a las escondidas, con consecuencias siniestras. Es de los más ligeros del libro, pero muy efectivo, como esas clásicas historias de terror contadas alrededor de una hoguera o a oscuras. Fue publicado en el número 3 de la revista Aeternum, edición centrada en los juegos macabros.
  • «Se vende marcianos»: el viaje de una familia hacia Ica se verá interrumpida cuando el motor empiece a fallar, casi todos salgan a explorar alrededor y la esposa se encuentre con un alienígena que vende marcianos. Vamos, el tono jocoso es muy claro y gracias a ello la conversación entre ella y el extraterrestre resulta paródica pero creíble, ya que ante todo es una mujer pragmática y de negocios. En otras palabras, es una burla al capitalismo, pero sin sentencias morales cansinas. Por cierto, este cuento apareció en el libro homónimo publicado por Altazor en 2015.
  • «Súper alienado»: Brayan, quien vive en una familia de extrema pobreza, se enfrenta a la decisión de qué hacer con sus habilidades sobrehumanas descubiertas desde pequeño. ¿Ayudar a los demás o a sí mismo? El conflicto es uno solo; el desarrollo, directo; la resolución, satisfactoria.

Estoy seguro de que el segundo libro de relatos resultará del gusto de quienes hayan leído el anterior o, en general, de los que busquen historias fantásticas y de ciencia ficción realmente peruanas, más allá de alguna mención esporádica a la oralidad andina o a pueblos con nombres quechua. De hecho, El regalo de las estrellas se siente más maduro que El primer peruano en el espacio. Y sí desean conseguirlo, únicamente lo pueden hacer en formato digital mediante Amazon.

Pdt: Daniel Salvo es un sobrenombre, aunque por aquí no veo necesario indicar su nombre real. En un contexto académico sería distinto, vaya que sí.

Detalles técnicos:

Género: Ciencia ficción, fantástico

Editorial: Autopublicado

Año de publicación: 2021

Nº de páginas: 82

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