01 Apr
Discerpo: un fin del mundo apático

La ciencia ficción ha explorado diversas maneras de acabar con la sociedad humana, desde los zombis hasta las invasiones extraterrestres. Sin embargo, la que creó Victor M. Lozada no solo me parece peculiar en su premisa, sino muy interesante por sus implicancias: una pandemia que provoca la pérdida de las emociones. 

En 2021, es decir, en el segundo año de la pandemia del covid-19, se publicó Discerpo, novela curiosamente acorde al contexto social y literario. ¿Literario? Sí, porque aparecieron otros libros peruanos con temáticas similares en el mismo año, tales como Pandemia Z: Cuarentena (Poldark Mego), Pandemio (Jaime La Torre), Nuestra constante lucha (Ernesto Pinto-Bazurco), entre otros más que pueden ubicar en la sección de Noticias. Volviendo al libro de Lozada, el autor ha dicho en una entrevista que su obra coincidió con la emergencia mundial y no fue escrita por esta, sino en 2017. No obstante, puede ser una muestra sintomática del auge de la ficción apocalíptica en la narrativa nacional reciente ante un mundo donde la posibilidad de sufrir por agentes microscópicos ya era latente. 

Victor Lozada

Trama

Sin un año en concreto, la historia se sitúa en nuestra sociedad actual. Todo empieza en Malasia cuando surge y se esparce por el resto del mundo una nueva enfermedad, cuyo efecto principal es la pérdida del mundo anímico, de modo que los infectados se asemejan a psicópatas —por la falta de empatía y no por algún supuesto instinto asesino innato—. Nueve meses después, el protagonista, de quien no llegamos a conocer su nombre, escribe sus memorias al estar ya enfermo. 

Así se plantea la premisa. En cambio, el desarrollo mantiene dos enfoques: la vida del protagonista y el contexto social. Acerca del primero, se retrocede hacia el pasado desde el momento en el cual la infección llega a la ciudad del personaje hasta las circunstancias que rodean su escritura. De por medio, todo ello con la pérdida paulatina de los amigos y familiares de él y su pareja y el momento en el que se contagió. Esta es la parte más floja del libro en tanto, si bien posee en parte un enfoque personal, la historia resulta sencilla para las múltiples posibilidades ofrecidas por el comienzo. Su devenir es predecible y no posee mayores misterios ni sorpresas. El nudo sigue la clásica estructura de varios libros parecidos: el agente que provoca el apocalipsis rodea la comunidad del protagonista, sus conocidos caen víctimas y, al final, o él sobrevive o se convierte en una víctima más, todo esto en una constante lucha por la supervivencia. No afirmo que no sea coherente; sí lo es y en su simplicidad radica parte del motivo del por qué su lectura es fluida. 

La situación cambia con el segundo enfoque. Si el contenido resulta sumamente interesante es gracias a los análisis sobre la naturaleza de la epidemia y lo que significan las emociones y los sentimientos para el ser humano. A una trama simple se le suma una catarsis que elevan la novela por sobre algunas otras de corte apocalíptico: acción y reflexión. No hay que olvidar ante esto la condición del protagonista, quien desde su apatía intenta comprender el porqué del nuevo mundo y de su actual condición frente a la anterior, cuando poseía aún sensibilidad; lo mismo ocurre con otros personajes. Por ejemplo, durante una conversación con su padre infectado, este dice: 

La belleza, hijo. Todo objetivo tiene belleza. Es el resultado de cómo sus colores combinan con el entorno, cómo sus sombras juegan con las figuras y las figuras con las sombras, cómo las texturas moldean la personalidad de las cosas. Todo es un baile. Todos los elementos bailan. El artista tiene que grabar o representar ese baile. No a los danzantes, ¡al baile! —alzó ligeramente su voz pero su mirada seguía inexpresiva—. Pero ahora… Ahora solo veo elementos, a los danzantes, pero están quietos, no hay movimiento, ya no hay música. Las cosas ya no tienen alma.  

En ese caso se introduce la reflexión en una escena, en la acción. Y también hay otros momentos con solo los comentarios del narrador, como el siguiente: 

¿La felicidad puede nacer de un placebo? Si toda una vida escuchamos por parte de empresas, personas ajenas, la sociedad en general, que para ser feliz se debe tener una casa, un trabajo que produzca mucho dinero, un físico esbelto, ropa a la moda, todo esto podría producir que esas metas efectivamente nos causen felicidad pero que ésta sea falsa y vacía. Tal vez siempre hemos estado enfermos.  

En suma, a partir de una historia con pocos giros de trama se aborda el fin de la sociedad humana por la desaparición de la empatía y la bondad. La enajenación de estos nuevos seres humanos los acerca más a máquinas que a unos seres sintientes, casi como si fueran zombis conscientes. Queda clara la deuda de este texto con la tradición apocalíptica popularizada por Romero en The night of the living dead y, sobre todo, con los no muertos evolucionados de Day of the dead

La pandemia inicia en Malasia

Personajes 

El enfoque dado por el libro en este apartado es curioso, pues si bien cada sujeto importante en la historia posee una personalidad definida, todos sirven para la disección del mundo anímico del ser humano. Sus participaciones sirven tanto para construir la línea argumental principal como para mostrarnos el impacto del desastre, lo que conlleva el tratamiento de temas secundarios: la memoria, el periodismo, la paranoia social, etc. No son complejos, mas sí funcionales. 

  • Él: el protagonista. Trabaja como periodista tanto antes como después de la pandemia y mediante sus entrevistas podemos conocer los efectos diversos de la enfermedad en sus víctimas; por ejemplo, aquellos que deciden suicidarse al no tener ningún motivo para vivir, aquellos que rompen todas las leyes ya sin ningún freno moral, entre otros. Es tanto personaje como espectador de los eventos, siendo esta última su mejor función. Como sujeto, intenta recordar sus sensaciones y sentimientos vividos en los recuerdos escritos. Solo consigue razonar haberlos tenido, no obstante, sin establecer ningún lazo emocional. Por esto enfrenta y reduce al absurdo sus propias convicciones anteriores, como el amor a su pareja y a su familia.
  • Ella: la novia del protagonista. Se conocieron por medio de una amiga en común y congeniaron rápidamente. Tiene un carácter más frágil y ansioso que de su pareja en tanto se siente más afectada por la situación, sobre todo al enterarse de que su familia resulta ser una víctima más.
  • Chief: «nuestro trabajo no es hacer que las personas se sientan bien consigo mismas. Nuestro trabajo es reportar lo que está ocurriendo». El jefe del protagonista, su apodo. Como líder del periódico coordina las labores de investigación y redacción, sí, pero su labor obedece no tanto por el incentivo monetario como por su vocación hacia el periodismo. Aun cuando Discerpo empieza a diezmar la población de su ciudad y a sus propios compañeros, él permanece en su puesto y adquiere, así, cierta caracterización de héroe trágico, detalle que lo convierte en el mejor personaje de la novela a mi parecer.

Forma 

Sus 21 capítulos tienen una duración variada de páginas, que pueden ser 10 o 1 según el momento narrado. Las escenas se dividen en al menos dos tipos: concernientes a la historia personal del protagonista y las de la pandemia. Ambos tienen una duración y ritmo también distintos: los sucesos personales son narrados con más pausa y con enfoques en los diálogos para que los personajes revelen sus posiciones y estados de ánimo o la falta de estos; los sucesos internacionales son narrados tanto a modo de noticias en resúmenes sobre la comunidad global como en espacios más cercanos al protagonista, es decir, en sus entrevistas. Es un aspecto que colabora a que la lectura sea amena y ágil en tanto la velocidad del desarrollo de escenas no se estanca en un único molde al guardar coherencia con los tipos de hechos que pretende contar. 

Otro detalle relevante es el estilo de escritura. Para otros libros yo me quejaría de la falta de sentimiento en su prosa, de figuras retóricas bien utilizadas de modo que sus frases, párrafos, tengan cierta cadencia y reflejen el significado de lo narrado. Sin embargo, resulta irónico en tanto el autor a propósito procuró restarle cualquier rastro de emoción a la voz narradora, que es la del propio protagonista. En ese sentido es coherente esa sequedad y hasta frialdad en los recuerdos de las tragedias en la novela. Ahora bien, esto es contrarrestado con la falta de parquedad en tanto él intenta razonar todo, y su proceso por intentar comprender el mundo psicológico ya inexistente le dan contenido a la historia. De lo contrario, todo se limitaría a frases breves y cortantes cual titulares o notas escuetas. Felizmente, no sucede. 

Discerpo fue una sorpresa para mí. A pesar de su historia simple, todo lo que le rodea consigue convertirlo en una lectura interesante por encima del promedio. No solo es lo contado, sino cómo es narrado en una interrelación fluida y significativa, una manera en la cual una premisa como la ausencia de sentimientos tiene soporte en la voz del protagonista y en su manera de estructurar las escenas, intentando comprender lo perdido y estructurando aquello que puede aprehender con sus sentidos, es decir, a nivel fenomenológico, material, racional. O dicho de manera sencilla: un libro sencillo y disfrutable con su añadido filosófico.

Detalles técnicos:

Género: Ciencia ficción

Editorial: Animal de Invierno

Año de publicación: 2021

Nº de páginas: 138

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