02 Oct
«Dimitri Galunov» y la ciencia ficción mental

Cuando en 2019 realicé un collage sobre ciencia ficción peruana del siglo XXI no supe de la existencia de este libro. Fue gracias a la entrada sobre Perú en la Enciclopedia de Ciencia Ficción cibernética que conocí a una nueva escritora: Blanca Miosi. Ella es un ejemplo de esa otra literatura creada no solo para el soporte físico, sino virtual, pues su producción se encuentra en Amazon y, contrario a mis reticencias para con los libros nacidos en esta plataforma, la novela superó mis expectativas. 

Dimitri Galunov demuestra que el género tiene un gran potencial más allá de los modelos más conocidos, los cuales pertenecen a la space opera y el cyberpunk, usualmente. En cambio, su contenido recuerda al clásico de Daniel Keyes, Flores para Algernoon, acerca de la exploración sobre la psicología humana en el campo de la inteligencia y su impacto en el mundo interior del protagonista, quien transita del retraso mental a un alto grado de IQ. Acaso Miosi lo haya tenido como referente, pero su obra mantiene sus propias cualidades y un nivel de originalidad muy interesante para el panorama nacional de la literatura prospectiva. 

Blanca Miosi

Trama 

La premisa puede asemejarse más a la ficción realista. Dimitri es un niño acusado de asesinar a su familia mediante el incendio de su hogar. Al ser un menor de edad, es trasladado a un centro psiquiátrico para ser tratado y rehabilitado o juzgado para cuando fuera mayor de edad, según los estudios a los que sea sometido. Pero no solo él está seguro de su inocencia, sino que no ha perdido sus facultades mentales. Al contrario, conforme transcurre su vida allí demuestra una gran capacidad de aprendizaje por encima de lo correspondiente a su edad. El qué ocurrió de verdad y, sobre todo, el porqué de sus grandes dotes de análisis será el motivo principal que encadene toda la historia. 

El tópico de los niños con poderes mentales suele asociarse a la telequinesis; algunos ejemplos clásicos son Carrie, de Stephen King, y la película Matilda. Dimitri sigue otro rumbo, pues no puede mover los objetos a distancia ni ejercer poderes sobrenaturales. En cambio, su gusto por la lectura y por la facilidad que posee para aprender y analizar datos ofrecen unos primeros capítulos muy interesantes, donde es analizado al punto de que se exponen algunas teorías para explicar el fenómeno. ¿Autismo, doble personalidad por una voz interior que habla al chico? se preguntarán los doctores. 

Lo anterior permite distinguir dos segmentos diferenciados en la trama: el misterio de la inteligencia sobrehumana de Dimitri y la revelación de la causa. Así como hay libros fácilmente enmarcables dentro de la ciencia ficción (El fin de la infancia, Neuromante, La mano izquierda de la oscuridad), otros no. E incido en este punto porque esa situación liminal que ofrece el primer segmento acerca del género del libro, uno de ciencia ficción que parece no serlo y que, por ende, resulta novedoso, desaparece en el segundo.

Dimitri se convierte en el objeto de análisis de la amante del director Brown, Marie, quien se halla obsesionada por la existencia de niños índigos. Ellos son hipotéticos humanos con un grado superior de la evolución humana, sobre todo en el nivel espiritual y mental, propuestos por la corriente de la Nueva Era y popularizado en los años 80 y 90 del siglo pasado. Nuestro protagonista, no obstante, es escéptico ante tal explicación, pero intentará aparentar estar loco en un inicio, y ser un índigo luego, con el fin de ser liberado en su cumpleaños número 18. La disputa entre ciencia y astrología no solo se da en algunas escenas, planes y engaños, sino en un sentido más profundo e implícito porque, aún con las reticencias del joven, es posible esbozar la pregunta al final: ¿la novela es un giro de tuerca a esa hipótesis? 

El segundo segmento ya no permite dudas sobre el género. Si el primero era interesante por el misterio y la manera poco típica de abordar lo prospectivo, después el interés se traslada ya no a la raíz de las facultades, sino al motivo por el que Dimitri lo obtuvo, y lo que se desprende de ello. Bueno, en realidad no existe tal motivo; las implicancias son más relevantes y amplían las posibilidades de la historia. Y es posible que las flaquezas se permitan sentir por el contraste entre ese primer segmento y el segundo, pues este último sí contiene tópicos manidos. No diré más para no caer en spoilers, pero el libro decae un poco sin abandonar su condición de entretenimiento… solo que esas primeras páginas emanaban divertimento y algo más, el interés hacia el tema psíquico en un contexto verosímil. 

Portada de la edición física

Personajes 

La mayoría se encuentran bien construidos. Sus personalidades se reflejan en los diálogos, algunos gestos y en la coherencia de sus decisiones con respecto a sus caracteres. 

  • Dimitri Galunov: astuto, con gran capacidad cognitiva, pero sin habilidades para desenvolverse en medios sociales. Su manera de ser es una combinación curiosa entre frialdad, pragmatismo e inocencia, así como una resiliencia construida en base a los años de desapego y maltrato sufridos por las autoridades policiales y el abandono anímico de las figuras paterna y materna. A su manera, posee la capacidad de adaptarse a las circunstancias, inclusive a las más adversas, no solo por su estado de ánimo, sino por su habilidad para perder el conocimiento a voluntad y abandonar su cuerpo como a un cascarón sin vida. Toda esta amalgama de características lo convierten en un protagonista muy llamativo, tal vez no carismático (vivió lo suficiente para no serlo), empero sí vívido. Es más, las apariencias que necesita fingir lo vuelven en uno de esos personajes sobrevivientes, y, a pesar de sufrir desde acusaciones falsas hasta violaciones, no tiñe el libro de un matiz dramático, de pena. Lo que sabemos de él es que en realidad fue un niño adoptado, recogido cerca de un bosque por sus padres adoptivos. Lamentablemente, la autora no utiliza dicho recurso para develarnos su origen, algo que pudo dar un nudo y desenlace distintos (más interesantes) a la historia.
  • James Brown: el director del nosocomio donde es enviado Dimitri. En sus primeras apariciones puede parecer que empieza a sentir admiración y aprecio por el protagonista, pero desde que lo envía con Marie para sus estudios demuestra un egoísmo y cobardía latentes. La relación con ella es carnal y no duda en poder demostrar la falsedad de sus teorías sobre los índigos; está seguro de que Dimitri no lo es, y quedan en un acuerdo implícito para desenmascararla.
  • Marie Françoise: dirige una organización destinada a investigar niños índigos. Con tal finalidad, busca financiación del Estado y espera que todos sus niños, incluido Dimitri, colaboren sin saberlo a la causa; claro, también ganaría dinero con ellos. No hay mayor misterio en su personalidad. Demuestra utilizar las apariencias para beneficiarse a sí misma y hasta es capaz de manipular a otros con tal de conseguir sus objetivos. Es así que la posible cordialidad que hubiera surgido entre ella y Galunov se convierte en una rivalidad tácita, oculta por sonrisas y ejercida mediante terceros.
  • Antón: reside en Old Village, el pueblo donde fue criado Dimitri. Vive solo, sin su hija, quien se mudó a la ciudad en búsqueda de mejor vida y oportunidad laboral. Su papel es más importante en el segundo segmento de la trama, así que solo puedo adelantar su condición de vecino notable y respetado en la zona.
  • Daniel Weston: el comisario de Old Village. Su pasión es la astronomía, tanto que posee un telescopio. En realidad, proviene de otro lugar y su decisión de mudarse al pueblo corresponde a su deseo por hallar tranquilidad mientras conserva su trabajo. Cuando descubra el pasado de Dimitri, no obstante, tendrá curiosidad por averiguar la verdad de su caso, de su inculpación y su estadía en el manicomio.

 Forma 

Se compone de 27 capítulos, cada uno sin una duración extensa. Inclusive, hay pausas dentro de ellos, por lo que la lectura resulta muy cómoda. Y esa comodidad radica también en el balance hallado entre narración y diálogos, alternados para que ninguno sature demasiado. Los personajes pueden hablar e insertar pensamientos con sus propias voces, y el narrador conduce la historia. 

Un detalle no menos importante es el cuidado en la escritura. Los libros publicados para internet pueden sufrir de muchas fallas ortográficas y de puntuación. Este no es el caso y, salvo por algunos detalles pasados por alto, la prosa se halla pulida al menos en cuanto a la corrección estilística. 

Aún estoy explorando la novelística peruana de ciencia ficción, sobre todo la publicada en el siglo XXI, y es posible que esta obra de Miosi se encuentre entre las mejores. Demuestra potencial para trabajar con la ciencia ficción en un abordaje no muy conocido, una manera de explorar la mente humana y de los vicios sociales mediante un protagonista dotado mentalmente pero carente de afecto. 

Sección spoiler: El segundo segmento o Gema 

Si lees estas líneas significa que conoces toda la novela o que no temes anticiparte a sus secretos. Bien. El primer segmento, la mejor parte de la trama para mí, corresponde al encierro de Dimitri en el manicomio y, luego, en el centro para índigos. El segundo pertenece a su vida fuera, cuando gracias a las investigaciones de Weston se descubre que la voz interior del protagonista es un extraterrestre; para ser más específico, un ser humano del futuro y habitante del planeta Gema. 

Esta revelación introduce un nuevo conflicto: el objetivo del ser, también llamado AA. Por un lado, Dimitri desea deshacerse de él y, por otro, AA intenta corregir el curso de la historia humana debido al cataclismo mundial próximo a ocurrir en los próximos siglos por la contaminación ambiental. Si bien la situación es interesante, no deja de encontrarse por debajo de la calidad presentada previamente, pues recurre a tópicos ya conocidos para la ciencia ficción actual, tales como una humanidad futura superdesarrollada (recuerda a los índigos), los viajes en el tiempo, la ruina de la Tierra por la acción del ser humano, una distopía que limita la individualidad de sus habitantes (los de Gema) y un discurso proambientalista. Tal mezcla no solo desentona con el primer segmento, sino que es desarrollada de manera un poco ridícula por el amor de AA hacia Violet, la hija de Antón; el contraste entre el gemiano y Dimitri no adquiere una seriedad necesaria para esas escenas. Además, el comisario y Antón se convencen de la existencia de AA sin mayores repercusiones en su condición anímica aparte de algunas dudas iniciales, más aún ante un suceso radicalmente novedoso para sus condiciones de vida. El nudo y desenlace no son pésimos, pero no logran superar a los primeros capítulos.

Detalles técnicos:

Género: Ciencia ficción

Editorial: Autopublicado

Año de publicación: 2014

Nº de páginas: 175 (versión Kindle); 241 (versión física)  

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